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Relax para enfrentar el estrés del último mes del año

Martes, 05 de diciembre de 2023 01:02

Las tensiones acumuladas, las obligaciones y las presiones del trabajo y la economía se suman para que no se pueda vivir plenamente, cumplir con las tareas diarias ni descansar como es debido. Un ejercicio sencillo ayuda a lograr una sensación placentera y disminuir el estrés del último mes del año.

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Las tensiones acumuladas, las obligaciones y las presiones del trabajo y la economía se suman para que no se pueda vivir plenamente, cumplir con las tareas diarias ni descansar como es debido. Un ejercicio sencillo ayuda a lograr una sensación placentera y disminuir el estrés del último mes del año.

En esta época de fin de año la relajación es esencial para poder descansar y afrontar con de la manera más eficaz posible la vida cotidiana. Esto como paso previo para conseguir una correcta concentración mental (que las ideas no se le escapen y el pensamiento no se disipe cuando quiere atender a algo especial), pero, sobre todo, para recuperarse después de una jornada agotadora con el consiguiente cansancio acumulado.

¿Qué es relax? ¿Qué es relajarse? Se trata de obtener una sensación placentera donde no solo los músculos sino todo el cuerpo disuelven tensiones innecesarias, la mente descansa y el psiquismo se nutre con sensaciones placenteras. La falta de relajación psicofísica, con el tiempo, produce malestares diversos, dolores crónicos, artritis y otros padecimientos psicosomáticos.

La sensación armonizadora que genera un buen relax es muy parecida a la de la "falta de peso". La persona cuando está bien relajada disminuye casi totalmente las tensiones acumuladas y se siente como si flotara, como si su cuerpo hubiese disminuido de peso hasta quedar como flotando. En este estado de relax las funciones fisiológicas disminuyen notablemente. Es el momento en el cual, mediante respiraciones lentas, pausadas y bien profundas, buscando cambiar el aire de todo el cuerpo, se logra que la sangre se oxigene tal como lo requiere una vida sana; los pulmones vacíen el aire viciado acumulado durante el día y que la sangre ricamente oxigenada llegue al cerebro permitiendo una labor tan eficaz como se requiere que lo sea, y pocas veces ocurre cuando no se practican ejercitaciones de este tipo. De esta manera se concreta el paso inicial para el objetivo siguiente: conseguir concentrar la mente sin impedimentos.

Pasos previos para lograr el relax: No es conveniente bañarse o ducharse previamente cuando uno se dispone al relax. Si el baño o la ducha son de agua tibia o caliente produce un relajamiento muscular acelerado, que no beneficia la realización de este ejercicio. Tampoco es conveniente el agua fría, por razones opuestas. En este caso el cuerpo entraría en relax con tensiones musculares provocadas artificialmente que dificultan el proceso que permite relajarse en la forma adecuada. Es aconsejable, entonces, tomar el baño o la ducha siempre varias horas antes o después del ejercicio.

La técnica hay que hacerla en soledad, sin que nadie se encuentre cerca, mirando, participando o interfiriendo en la tranquilidad psicofísica de quien va a hacer la ejercitación.

Se buscará un lugar apropiado y cómodo. Mejor si se está al aire libre. Debe tratarse de un sitio tranquilo, alejado de los ruidos, música estridente y olores fuertes que no son convenientes aún si resultaran agradables. Todo debe producir tranquilidad, ninguna excitación. Si es una habitación, por no disponer de un espacio al aire libre, entonces debe ser un lugar bien ventilado, sin aire acondicionado funcionando y con las ventanas bien abiertas.

El mejor momento para ejercicios de relax es al atardecer o, directamente, por la noche. El tiempo promedio de duración de un ejercicio de relax es de entre 10 y 15 minutos, no más.

Cómo iniciar el ejercicio: Desde ya el lugar tiene que estar en penumbra. Nunca con luz directa, sea natural o artificial. Se adopta una posición cómoda, sentado, acostado sobre el suelo o cualquier superficie que no sea demasiado mullida. Se adopta una posición que no genere tensión muscular. Bajando los párpados suavemente, se deja fluir todo aquello que llegue a la mente: ideas, pensamientos, sensaciones, emociones, imágenes. En nada deberá fijar el pensamiento sino que, por el contrario, se le permite liberar todo lo que "venga a la mente".

En este momento se inicia una respiración lenta, pausada, profunda. En la medida de lo posible (a veces puede haber impedimentos funcionales que no lo permiten) se inspira por la nariz, reteniendo el aire unos instantes y se exhala por la boca, de manera acompasada, buscando establecer un ritmo respiratorio personal y vitalizante.

Transcurridos unos instantes, se comienza a mover los dedos de los pies únicamente. El resto del cuerpo permanece inmóvil y descansado. Tras mover los dedos se tensan los músculos de los pies (entre cinco y diez veces). Entre tensión y distensión se repite el movimiento de los dedos.

Una vez producida la relajación de los pies se pasa a las piernas. Por cinco veces hay que tensar y aflojar todos los músculos de la zona. Tratando de no mover el resto del cuerpo. Manteniendo el ritmo respiratorio, se centra la atención en la zona de los glúteos. Igual hay que tensar y aflojar los músculos por cinco veces. En este momento del proceso ya se empieza a sentir una sensación de alivio corporal y mental.

Siguen luego los músculos del abdomen. Siempre hay que tensar y aflojar cinco veces. En todos los casos, al tensar una parte del cuerpo esa tensión debe mantenerse por unos segundos, sin aflojar rápido ni con brusquedad. Cada parte de la ejercitación se hace lentamente, con serenidad, sin apuro alguno. Si la predisposición no es de reposo esta técnica de relajación pierde su eficacia. Lo mismo que ha de suceder con cualquier otro método. Es absolutamente necesario que todo se haga con ganas, lo que incluye el tiempo suficiente, sin apresuramientos y teniendo en mente sólo el claro y preciso deseo de disponerse a dedicar algunos minutos al bienestar personal, el placer espiritual, así como también el descanso psíquico.

Con las indicaciones ya dadas se hace lo propio con los músculos de la espalda, seguidamente el pecho. Para la columna vertebral conviene valerse de un ejercicio de imaginación activa. Se trata de fantasear que toda la columna es masajeada por unas mágicas manos invisibles, de manera tal que las tensiones, poco a poco, disminuyan.

En esta práctica conviene detenerse por algunos minutos. Es placentera, energizante y favorece la concentración mental.

Luego la atención se centra en el cuello, un sitio de gran acumulación de tensiones innecesarias. Aquí conviene girar la cabeza, muy lentamente, de derecha a izquierda, por lo menos diez veces. Muy suave, con las yemas de los dedos acariciamos la piel de la frente desde el centro hacia las orejas. Luego, el movimiento cambia, iniciándose igual en el centro de la frente, pero los dedos siguen por las mejillas hasta unirse en el mentón.

Al concluir esta práctica habrá de sentirse en todo el cuerpo una sensación de bienestar general y descanso.

Tres respiraciones profundas finales, servirán para dar por concluido el ejercicio. Es conveniente permanecer inmóvil unos minutos, abrir los párpados suavemente cuando recién se sienta deseo de hacerlo. Al levantarse, no hacerlo bruscamente.

(*) Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social y magister en Psicoanálisis. Autor del libro: "Atrévete a vivir en plenitud." www.antoniolasheras.com.

 

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