Pararse frente a un cuadro de Víctor Montoya es meterse en una situación, una historia, el ánimo de las siluetas, y mientras recreas climas, vas descubriendo nuevos elementos y personajes que aparecen y se disuelven en la obra.
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Pararse frente a un cuadro de Víctor Montoya es meterse en una situación, una historia, el ánimo de las siluetas, y mientras recreas climas, vas descubriendo nuevos elementos y personajes que aparecen y se disuelven en la obra.
Ayer cerró en la Galería Hoy en el Arte, de Buenos Aires, que dirige Haydee Nachmann, una muestra que acompañó el mes de agosto en la gran ciudad, con "Mercado de hechicerías". Tal el nombre que le dio a esta serie de cuadros que tienen ese misterio.
Hablamos con el artista sobre esta muestra individual que renueva su presencia en Buenos Aires, donde promete volver pronto y seguir rodando esta propuesta que ya tiene importantes adeptos.
La curaduría la hizo Dardo Fabián Flores, quien hace una minuciosa apreciación de su arte, y concluye: "La serpiente, el colibrí, la luna, el sol, la piedra, el mercado, el incienso y el silencio se ven en los colores ocultos de Montoya, siempre abiertos para los que miran con atención la sensibilidad sutil del artista que abre su alma en cada pintura; ¿será la sensibilidad perpetua del artista que busca dilucidar en estos momentos tan turbios que se aproximan?"
Víctor Montoya, en comunicación con nuestro diario, cuenta que ya hacía tiempo que no hacía una muestra individual tan grande. Resguardado en Yala adonde volvió para crear, después de algunos años viviendo en China, absorbe la serenidad que le da el río cada día, sale al mundo sólo para cerrar el proceso, que es mostrar su producción.
"Esta muestra tuvo muy buena aceptación por parte del medio profesional, un reconocimiento muy grane, que un poco se traduce en el texto que escribió el curador de la muestra", comenta.
En diciembre del año pasado, expuso en el Espacio Upa, también de Buenos Aires, pero con esta muestra, además de hacerla girar en salas de esa ciudad, se propone mostrarla en Jujuy, para luego salir al mundo. La primera estación con "Mercado de hechicerías" será en mayo de 2024 en Washington, Estados Unidos, donde fueron invitados por la Embajada Argentina allá.
Igual, siempre prefiere estar "guarecido en Yala, que amo y adoro", dice, porque obviamente lo que más disfruta son sus momentos de creación diarios, en ese entorno.
Esta muestra que hoy cierre en Hoy en el Arte, cuenta con 16 cuadros de tamaños variados. Hay obras de 3 x 1 metros, hasta de 40 x 40 centímetros.
Cómo funciona el arte
Sobre el concepto de la muestra explica: "Me resultaba atractivo el nombre, y que exista un mercado donde uno pueda comprar productos para hacer hechizos. Ese mercado existe realmente, en La Paz, Bolivia. Hay una calle donde está este lugar donde se compran productos para sahumar y hacer hechizos de todo tipo. Tomé ese nombre para hacerlo extensivo a las imágenes que también acechan nuestra atención. La pintura y el arte en general se comunica con nuestra atención, y en ese momento ejerce su poder sobre nuestra conciencia, y hace que participemos del viaje que nos propone la obra de arte, ya sea una pintura, o una música, o una danza. Siempre es magnética y atrae nuestra atención por eso".
Y expresa, que "concretamente me gusta porque reúne obra abstracta y figurativa, cosa que nunca antes había hecho. Puse todo junto en este caso, y es como un mercado".
Pero el artista no está inspirado en ese mercado, sino que toma el nombre "y recreo en mi fantasía la idea de un clima de humos y de sahumerios, y por ahí sugiere formas. Busco ese clima mágico, tomo la idea del mercado de hechicería y evoco esa cosa sugestiva que puede tener esa magia, y para jugar poéticamente con la imagen", explica.
Lograr que el espectador entre
Sobre la forma en que logra que el que mira la obra, vaya descubriendo cada vez más detalles y encontrando nuevos personajes y escenas, dice: "Primero, entiendo que la pintura tiene que ser como decía el maestro Fernando Botero, agradable y amable con el espectador, e invitarlo a un viaje, a un juego. Entonces, toda la energía del trabajo está puesto n ese sentido, tiene que atractivo, agradable e invitarme a que pueda despertar mis fantasías. Un cuadro tiene múltiples lecturas, y tiene múltiples historias porque es detonante de subjetividades diferentes. El trabajo del artista está hecho con esfuerzo para lograr esta comunicación con el espectador, que te detengas un momento a mirar y sientas algo, me parece que hace que esté logrado ese puente".
Estar en su casa y en su atelier de Yala, es "crear tranquilamente, ese es el momento maravilloso", dice, "pero uno no puedo crear y quedarse ahí nomás", agrega, "hay que sacar las obras, y esa es la parte que puede tener más estrés".
Cuenta que pinta todos los días, en distintas horas, "eso es una conquista para mí, porque lo siento como un disfrute de la vida, y eso se traduce a la obra. Creo que el estado con que se crea cada pintura es muy transparente y se ve", detalla.