Este lunes, a las 18.30, Norte Entero invita a la presentación de los libros "Alberto Burnichon: el delito de editar" y "Ecopoesía en la obra de Leopoldo Castilla, Edith Vera, Romilio Ribero, Manuel J. Castilla y Dulce María Loinaz", ambos de Aldo Parfeniuk. Será en el Museo de la Ciudad Casa de Hernández, La Florida y Alvarado, y estará a cargo de Fernanda Agüero y Marcelo Sutti, la música será de Silvana Irigoyen.
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Este lunes, a las 18.30, Norte Entero invita a la presentación de los libros "Alberto Burnichon: el delito de editar" y "Ecopoesía en la obra de Leopoldo Castilla, Edith Vera, Romilio Ribero, Manuel J. Castilla y Dulce María Loinaz", ambos de Aldo Parfeniuk. Será en el Museo de la Ciudad Casa de Hernández, La Florida y Alvarado, y estará a cargo de Fernanda Agüero y Marcelo Sutti, la música será de Silvana Irigoyen.
Una oportunidad para acercarnos al trabajo de reflexión del docente, filósofo y poeta cordobés sobre hombres y mujeres que toman la cultura y la palabra como elementos insoslayables en el crecimiento de los pueblos de un país y un continente.
Un editor solidario
"Alberto Burnichon: el delito de editar" es una compilación con un estudio de Parfeniuk sobre el editor nacido en Buenos Aires en 1917 y afincado en Córdoba, gran impulsor de la obra de grandes poetas y escritores, entre ellos, Daniel Moyano, Manuel J. Castilla, Jacobo Regen, Miguel Ángel Pérez, Roberto Fontanarrosa, y de plásticos y dibujantes como Carlos Alonso y Hermenegildo Sábat.
"Un editor del interior era clave para conocernos en nuestras manifestaciones culturales", le dijo Parfeniuk a El Tribuno en una entrevista cuando se presentaba el libro en la Biblioteca Nacional, en noviembre pasado. Entonces anticipaba la presentación que tendrá lugar en Salta.
"Por allí digo que nuestras provincias tienen quizás más que ver con Chile, Bolivia, Ecuador o Perú que con Capital Federal. En Córdoba tal vez, por allí donde empiezan a ondularse la llanura y a convertirse en selva y montaña, ya comienza otra Argentina más latinoamericana. En aquellos años 50, 60, su labor es conjuntiva, está entre alguien que se quiere expresar y que tiene talento y condiciones. La labor de Burnichon es vinculante y solidaria; no solo rescata a escritores sino también a dibujantes y pintores. Alberto era un vendedor de libros itinerante, con su Citroën visitaba a los libreros de las provincias, y esas eran las postas en las cuales él entregaba algún material que a veces editaba con dinero propio, en 'ejemplares fuera de comercio', como los llamaba, y hacía conocer gente talentosa que vivía en Salta, Tucumán, en Mendoza, San Juan, Córdoba, en La Rioja o en Misiones o en el Chaco", decía el docente y filósofo.
La casa de Burnichon fue dinamitada en las primeras horas del golpe de Estado de 1976. Secuestran a su familia, y luego liberan a parte de ella, y a el editor lo llevan al Campo de la Ribera y luego a La Perla. En la mañana del 25 de marzo de 1976 lo asesinan.
Ecología y poesía
"Ecopoesía" intenta restituir una relación perdida. "Aprendimos nuestras primeras lecciones de Ecología escuchando poemas y canciones que hablaban de la naturaleza", dice Parfeniuk. La preocupación por el ambiente y la contribución que pueda brindar la poesía en materia ecológica son los temas esenciales de los que se ocupa el escritor cordobés en este libro, y en el que nos ofrece un recorrido por la obra de cinco poetas que han abordado la relación del hombre con la naturaleza: Leopoldo Castilla, Edith Vera, Romilio Ribero, Manuel J. Castilla y Dulce María Loynaz. Y surge también como respuesta a los incendios forestales que asolaron el país en el 2020.
"El propósito de este ensayo es compartir algunas reflexiones y comentarios sobre aspectos que tienen que ver con la palabra, el lenguaje, la poesía, la naturaleza y la crisis ambiental del planeta", dice Parfeniuk en una entrevista de El Diario de Carlos Paz. Agrega: "Todo en el marco de los objetivos generales del movimiento comunitario Bosques de la Poesía, generado en nuestro país junto a los poetas Teuco Castilla y Pedro Solans".
La iniciativa propende a concientizar a través de plantar árboles nativos en áreas públicas, tejiendo vínculos entre la poesía y la naturaleza, y aboga por una legislación que otorgue a la naturaleza el estatus de sujeto de derecho.