La ola ascendente de violencia, inseguridad y amenazas, que vive el fútbol salteño por estos días, debía dar en la jornada de ayer un paso importante hacia un principio de solución. Sin embargo, los principales referentes de la hinchada de Juventud Antoniana faltaron a la cita pactada, en la cual debían reunirse con los dirigentes del santo y con la Policía.
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La ola ascendente de violencia, inseguridad y amenazas, que vive el fútbol salteño por estos días, debía dar en la jornada de ayer un paso importante hacia un principio de solución. Sin embargo, los principales referentes de la hinchada de Juventud Antoniana faltaron a la cita pactada, en la cual debían reunirse con los dirigentes del santo y con la Policía.
Dicha reunión tenía como principal objetivo arribar a un consenso con la cuestión de las entradas de favor y otros temas puntuales, para evitar así incidentes como los que se suscitaron hace diez días en el encuentro que disputó el santo con San Martín de Tucumán.
Luego se sumaron las amenazas en Central Norte y todo este cúmulo de situaciones lamentables motivaron una reunión, que se realizó el jueves, entre las autoridades del Ministerio de Seguridad y de los principales clubes salteños. Luego se pactó un encuentro para ayer solo con los hinchas del santo, pero estos últimos no asistieron dejando un manto de dudas. De esta ausencia se desprenden dos interpretaciones: los hinchas no están dispuestos a entablar diálogo o no asistieron el encuentro por temor a ser identificados y apresados. “No sabemos por qué no fueron, la intención era dialogar para evitar problemas”, le dijo Rubén González a El Tribuno.
No obstante, el presidente del santo invitó a los hinchas a alentar al equipo mañana: “No vamos a permitir que unos cuántos inadaptados nos causen problemas. Vamos a individualizar a la gente que incite o que provoque actos de violencia en el estadio. No vamos a permitir ningún acto de coacción. Para ello se utilizarán las cámaras de seguridad”.
La reunión frustrada de ayer se repetirá la próxima semana con los hinchas del cuervo y del albo.
Cabe recordar que, después de estos actos de violencia y amenazas, los tres clubes acordaron tener vigilancia permanente y se nombró al comisario Suárez como interlocutor entre las dirigencias.