Hace más de cuatro semanas las comisiones de Prevención de Adicciones y de Legislación Penal de la Cámara de Diputados de la Nación decidieron continuar analizando los proyectos para la despenalización del consumo de drogas.
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Hace más de cuatro semanas las comisiones de Prevención de Adicciones y de Legislación Penal de la Cámara de Diputados de la Nación decidieron continuar analizando los proyectos para la despenalización del consumo de drogas.
De esta manera se dio espacio a que los especialistas en el tema -tanto a favor como en contra- presenten sus argumentos y ayuden a redactar un solo proyecto que llegue al recinto de la Cámara Baja.
En diálogo con El Tribuno, la legisladora nacional del Frente para la Victoria, Diana Conti, explicó que los conexiones culturales que se tiene con el tema droga van directamente ligados con el delito y la violencia y “no son abordados desde el punto de vista médico”.
Las expresiones de la diputada nacional se sumaron a las versiones que hace semanas corrían por los pasillos del Congreso. El incremento de los casos de asaltos violentos a comerciantes y mujeres embarazadas fueron el botón que puso freno al análisis del proyecto de consenso que se analizaba en las comisiones de la Cámara Baja.
Como lo aseguró Conti, “en el Congreso no hay una posición mayoritaria para esto salga”.
¿Por qué se está demorando el debate del proyecto en las comisiones?
En realidad no hubo demora. Hace muchos años que hay proyectos. Hoy se han sumado voluntades pero el tema es un tema controversial en el parlamento argentino. Aunque nos pusimos de acuerdo varios de los autores de proyectos de distintos partidos políticos, cada bloque -sobre todo el radicalismo y el mío- tienen que encontrar un consenso que todavía no ha surgido. Por lo tanto se está debatiendo en cada bloque político la conveniencia o no de despenalizar la tenencia de droga para consumo personal.
¿Cuáles son los objeciones más fuertes que hubo en los debates?
Son objeciones dogmáticas de alguna manera. La droga se asocia a la violencia, al delito y por lo tanto cualquier tipo de despenalización genera posturas intransigentes, sin advertir que el tema del consumidor o del adicto debe ser abordado desde el punto de vista cultural y médico. Es un tema de salud y que el sistema penal tiene que invertir todos sus esfuerzos para combatir al narcotráfico. Pero bueno, tenemos que seguir dando el debate y ver la posibilidad de que en el sistema de salud público y privado el tratamiento de adicciones encuentre un lugar en cada hospital, en cada centro de salud. Que es algo que no está desarrollado.
¿Se analiza dentro del proyecto de consenso que tienen en Diputados un mayor compromiso de la salud pública para atención de las personas con problemas de adicción?
Otro de los temas que se está trabajando es que dentro del sistema de salud argentina se contenga centros de asistencia para adicciones más desarrollados que los que tenemos ahora. Las dos cuestiones van a correr en paralelo.
¿Cuáles fueron los puntos que se tomaron de su propuesta?
El acuerdo fue un acuerdo mínimo tendiente a modificar la ley actual de drogas derogando los artículos que penalizan la tenencia de droga para consumo, derogando la criminalización de quien cultiva para consumir- en este caso sería la marihuana porque no hay otro cultivo- y permitir que quien transporta estupefacientes -esto es una reforma de un artículo del código aduanero referido a las mulas- no se le incremente la pena; de modo tal que el delito pueda ser excarcelable si de lo que se trata es de una mula.
El consumidor no sería penalizado, pero, ¿dónde van a conseguir estas personas las droga?
Lo que ocurre es que no se puede pretender que el Estado atienda los lugares donde se venda droga. El que es usuario consumidor que no la compre, el problema es el que tiene una adicción. Si hay tratamiento para ello se le dará. Acá nadie promueve que la droga sea de fácil acceso, porque drogarse es malo.
En Uruguay se presentó un proyecto según el cual el Estado controlaría la venta de drogas y llevaría un registro de los consumidores. ¿Argentina podría tener una propuesta similar?
Uruguay es como una provincia nuestra en su densidad poblacional y en su territorio. Entonces una política de ese tipo es posible en una lugar así con poca densidad poblacional. En un territorio tan denso y grande como el nuestro yo no iría tan rápido.
¿El consumo de paco se analiza dentro del proyecto presentado en Diputados?
Ya hay una actuación. No es que mientras diputados debate esto no se está actuando. En el Gobierno nacional hay un trabajo muy arduo incluso con la Justicia federal. El paco más que nada se da en Capital Federal y el conurbano bonaerense, y es la llamada droga de los pobres. Se está haciendo un trabajo mancomunado muy fuerte para combatirlo.
¿Hay nuevas medidas para combatir el narcotráfico?
No, solo se está hablando de la despenalización del consumo. Al narcotráfico hay que combatirlo con toda la fuerza de la ley y la Justicia.
¿El proyecto surgido en Diputados logrará la media sanción?
Se está trabajado en función al consenso y en el Congreso no hay una posición mayoritaria para que esto salga. Cuando esto tenga una comprensión social el Congreso va actuar.
¿Cómo cambiar las posturas en contra?
Hay que seguir concientizando de que el derecho penal no debe ser utilizado como control social para decidir los hábitos de las personas sino para combatir la delincuencia. En el caso de la Iglesia van a tener que aceptar los cambios y tener otro posición. Ya están los curas villeros como el padre Pepe que también van a tener que ayudar con sus prédicas, para que se deje de demoneizar al adicto a las drogas sino que hay que verlo como un otro que tiene problemas.