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La conmovedora historia del nene que murió y no pudo abrazar a su padre

Miércoles, 17 de abril de 2013 19:47

Martin Richard estaba en la línea de meta esperando para estrechar a su padre con un abrazo. Pero nunca lo pudo hacer. Es que el pequeño, de tan sólo ocho años, es una de las tres personas que murieron después de que dos explosiones sacudieran la maratón de Boston.

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Martin Richard estaba en la línea de meta esperando para estrechar a su padre con un abrazo. Pero nunca lo pudo hacer. Es que el pequeño, de tan sólo ocho años, es una de las tres personas que murieron después de que dos explosiones sacudieran la maratón de Boston.

El niño murió tras ser alcanzado por las bombas que estaban colocadas en los cubos de basura. Martin estaba esperando junto a su madre y sus hermanos a que su padre, William, completase la maratón, según ha informado ’The Boston Globe’.

El drama golpeó duramente a esta familia. Su hermana, de seis años, perdió una pierna y la madre se encuentra gravemente herida, por lo que tuvo que ser operada en la noche del lunes. Los tres se encontraban en la recta final del maratón cuando se produjo el atentado, según relatan el diario The Boston Globe y la televisión CNN.

Su padre envió un comunicado a los medios para dar las gracias a aquellos que le habían expresado sus condolencias. “Agradecemos a nuestra familia y amigos, a aquellos que conocemos y a aquellos que nunca conoceremos, sus pensamientos y oraciones. Pido que continúen rezando por mi familia mientras que nosotros recordamos a Martin”, escribió.

La familia vive en un barrio de Boston Dorchester, donde el padre de Martin, apodado Bill, es conocido como un líder popular de la comunidad. El padre, que participaba en la carrera, salió ileso de los ataques.
Los vecinos han improvisado un altar de flores frente a su casa. Uno de ellos, John Do, veterano de la Guerra de Vietnam, aseguró entre lágrimas que el ataque había sido horrible. Marchell Tiny Watson y Margaret Admirand han visto crecer a los niños de la familia Richard jugando al fútbol y al hockey en el jardín. “Es como si los viera patear la pelota sobre el césped”, aseguró Watson. “Y su hermana pequeña corriendo detrás de ellos”, apostilló Admirand.


 

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