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Horacio González: ?Es la década del pleno imperio de los derechos humanos?

Domingo, 26 de mayo de 2013 01:32

El sociólogo Horacio González, director de la Biblioteca Nacional desde 2005 e integrante del grupo de intelectuales denominado Carta Abierta, repasó junto a El Tribuno los acontecimientos más significativos del kirchnerismo en los últimos diez años. Al respecto, consideró que “es la década del pleno imperio de los derechos humanos y de los juicios a los crímenes de lesa humanidad”.

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El sociólogo Horacio González, director de la Biblioteca Nacional desde 2005 e integrante del grupo de intelectuales denominado Carta Abierta, repasó junto a El Tribuno los acontecimientos más significativos del kirchnerismo en los últimos diez años. Al respecto, consideró que “es la década del pleno imperio de los derechos humanos y de los juicios a los crímenes de lesa humanidad”.

En la charla, el destacado intelectual rescató la figura de Raúl Alfonsín y opinó sobre el periodista Jorge Lanata y el Gobernador  Manuel de La Sota

Además de un nuevo aniversario de esa fecha patria, este 25 de mayo se celebra la denominada “década ganada”. ¿Cuál es su balance de estos diez años?

En principio, comencemos por el hecho festejable en la historia argentina de que haya una continuidad democrática, en la que yo me permito incluir no sólo esta década, sino todos los acontecimientos que tuvieron que ver desde que asumió Raúl Alfonsín. Me parece justo, en primer lugar, poner el festejo en ese nivel de reconocimiento de una democracia compleja como la argentina, con un conjunto de problemas económicos y políticos y de representación política sin resolver, pero que permite la continuidad en una sociedad muy dinámica, como la nuestra, de las instituciones democráticas que están bajo distintos tipos de discusión.

Durante la década kirchnerista, se pueden hacer distinciones respecto a distintos subsegmentos. Uno es el de (Néstor) Kirchner, cuando se vive un período de ascenso en el entusiasmo público, la democracia argentina adquiere instrumentos de procedimiento a través del Estado, a través de decisiones de gran importancia como el desendeudamiento, en algún otro momento, el pasaje de los fondos de pensión al Estado.

Después, el período de Cristina (Fernández de Kirchner) que evidentemente es una continuidad, pero es una continuidad con diferencias de estilo y la que se toman algunas medidas que tienen, hasta si se quiere, mayor radicalidad que las de Kirchner: la ley de medios es una medida que supone una ley que no existe en ningún otro país de Latinoamérica. Sí, en Estados Unidos, donde hay leyes antimonopólicas, pero no en la Argentina. Esa ley, aprobada en el parlamento, pero fruto de una discusión muy ardua en la Justicia, de modo que lleva a otra instancia de este gobierno, que es un llamado de reconstitución de ciertas fórmulas judiciales (como cautelares y medidas de amparo y demás) que colocan a la discusión pública con un intento de hacer una Justicia más ligada a los intereses de la ciudadanía y más transparente desde el punto de vista de su procedimiento. Esta es otra discusión que empieza con medidas que se toman en medio de una fuerte aceptación social, un fuerte consenso y a medida que se desarrollan las discusiones sobre temas cruciales, que no son sólo económicos. Los temas comunicacionales y jurídicos que se entrelazan finalmente, originan hoy el arduo debate en el que está inmersa la sociedad argentina.

Digamos, es la década en la que la democracia se ha solidificado y demuestra que con sus discusiones y sus debates, que son todos debates entre urgentes y muy candentes, ocupan prácticamente todo el espacio histórico de la Argentina. No hay ciudadano hoy que no tenga alguna opinión sobre medios de comunicación, justicia, pleno empleo, el papel de la Argentina en el mundo. O sea, la década es una década en la que el Gobierno tomó medidas incisivas que colocan a la sociedad argentina en una posición muy activa dentro de la discusión. La sociedad argentina está puesta sobre una frontera muy aguda en una discusión. Esta frontera, donde la discusión se agudiza, tiene un interés para la democracia porque la solidifica y al mismo tiempo genera procesos muy difíciles de calificar.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, la persistente campaña televisiva de (Jorge) Lanata tiene rebordes golpistas inviables, aunque esto no quiere decir que vaya a haber un golpe de Estado ni que Lanata sea golpista. No creo que lo sea. Pero el tipo de denuncia que se hace, que puede tener validez si se sostiene con pruebas efectivas, puede no serlo si las pruebas, para asuntos tan importantes como la corrupción de Estado, son frágiles o simplemente son efectos de un relato televisivo.

Estas son cosas para discutir, por eso desde el punto de vista de una pregunta por la década, no la pondría tanto en términos de lo que se pierde o lo que se gana. Me parece que eso es simplificar un poco el juicio sobre una década. La pondría como una gran década de discusiones políticas que han agitado y recorren todo el país.

Doy otro ejemplo: que el gobernador de Córdoba (José Manuel) De la Sota diga que tienen que frenar los juicios por los Derechos Humanos está incluido dentro de la discusión. A mí me parece una posición absurda la de De la Sota.

Cerraría la década con una posición respecto a lo que la caracterizó en su manera más lúcida, como la década del pleno imperio de los derechos humanos y de los juicios a los crímenes de lesa humanidad, cerraría eso dando lugar a una nueva derecha en Argentina. La década contiene eso también, por eso es una década compleja. El gobernador de una provincia tan importante como la de Córdoba propone un tipo de acción que contraviene a lo que se puede decir que es un logro de toda la sociedad argentina. Por eso creo que el kirchnerismo, más allá de la opinión que se tenga sobre sus medidas, que se esté a favor o se esté en contra, fue un gran promotor durante la década de discusiones que fueron a los cimientos mismos de la organización social argentina.

Tanto a favor como en contra del Gobierno, hoy el pueblo sale a la calle, ¿cree que la militancia social se ha incrementado?

Me parece que hay muchos tipos de militancias sociales. Las más enfáticas y vinculadas a lo que fue el desmantelamiento del Estado en el 2001 tenían un horizonte más amplio, en el sentido de que el país podía ser gobernado a través de una red de asambleas. Esto no se mostró verificable, hubiera sido una utopía social interesante. Fue tan poco verificable que el país podía gobernar a través de una red de asambleas... Luego surgió el kirchnerismo como parte de la representación social clásica, es decir, a través de elecciones, pero un poco con el espíritu de las asambleas también. Ese espíritu no ha desaparecido en la Argentina, está en todos los que salen hoy a la calle, ya sea para manifestar a favor del Gobierno o en contra.

En ese sentido, la década es muy difícil de calificar como una década en la que ocurrió algo homogéneo. Ocurrieron muchas cosas, esas cosas están todas bajo discusión.

Yo, personalmente, creo que el Gobierno estableció parámetros de progreso social importantes y tiene que corroborarlos o confrontarlos todos los días, porque hoy estamos viviendo un proceso económico de menor crecimiento, indudablemente. Eso quizás no se lo esperaba.

Hace dos años, el Gobierno decía que la crisis mundial no iba a llegar. Llegó amortiguada, pero llegó. De modo que en un momento así, discusiones sobre la inflación, el control de la inflación y demás ocupan la escena de una manera determinante, junto a las denuncias por procedimientos de empresarios ligados al Estado. Es decir, nada de eso deben ser temas tabú. Se deben conversar de una manera madura, señalar lo que haya de irregularidades a través de la Justicia ordinaria y no a través de la “justicia mediática”.

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¿A qué se refiere puntualmente con “justicia mediática”?

Esto no quiere decir que los programas de televisión no traten el tema y no investiguen, lo que quiere decir es que hay que diferenciar entre investigación televisiva y justicia de los tribunales que existen como institución pública. Yo rechazo la “justicia mediática”, no puede haber una investigación que en sí misma ya tenga una condena. Los medios de comunicación pueden proponer pruebas, tener periodistas investigadores, pero la instancia decisiva que verifica la validez de esas investigaciones no puede ser el mismo investigador de los medios de comunicación. Eso es un tema también para la democracia argentina, dentro de esta década heterogénea, compleja y que todos los argentinos hemos vivido con gran pasión, la pasión de la construcción de una historia de una ciudadanía más amplia.

Dentro de esa heterogeneidad que usted señala, ¿cuáles cree que son las cuentas pendientes del Gobierno, de aquí hacia adelante?

Eso es muy difícil de responder. La situación que hoy se vive a través de la discusión en Argentina, de alguna manera, relativiza los proyectos de largo plazo. Pero para decir algo que me parece obvio, creo que es necesario fortalecer el papel del Estado como un Estado administrador de los bienes públicos, aumentar los niveles de control sobre la forma en la que el Estado administra, generar prioridades de pleno empleo en Argentina. El empleo está decreciendo, eso es un problema. Entonces, esta próxima década tenemos que acercarnos más a una sociedad de pleno empleo.

Después, me parece que en un sentido muy general, la ampliación de la vida democrática supone reformas en la vida económica y en la vida judicial. Esas reformas deben estar discutidas en el Parlamento y en la sociedad. Y espero también que haya una vigencia de la ley de medios, que supone no que Clarín deje de existir, supone una desmonopolización como en los países más avanzados del mundo. No supone que las corrientes de opinión que se expresan a través de diarios de oposición, como Clarín y La Nación, dejen de existir, por el contrario. Seguirán del mismo modo en que están hoy, solo que sin el control de numerosos grupos de empresas afines, que es lo que de algún modo deforma todo el espectro comunicacional de la Argentina con una posición promonopólica. Eso es un tema para la democracia en la Argentina. Ha encontrado muchas dificultades en grupos que se sienten afectados en algo que no tendría por qué afectarlos. Es cierto que económicamente podrán sentirse afectados, pero ese es el sacrificio que deben hacer en nombre de fortalecer la democracia.

Veo un país donde ninguna de las corrientes de opinión, de derecha o de izquierda, dejarán de tener su forma de expresión. En el caso de los diarios que mencioné, son diarios tradicionales de las clases medias argentinas, que siempre fueron culturalmente muy activas. Y eso me parece que en un momento de mayor madurez como el que tenemos ahora, porque hoy tenemos una discusión muy agitada, virulenta, próxima a las elecciones que en general aumenta la virulencia de la discusión. Pero si la discusión baja su nivel de tensión es muy probable que haya muchos más acuerdos entre las fuerzas que hoy debaten.

Las frases

  • “Es un hecho festejable en la historia argentina que haya una continuidad democrática desde que asumió Alfonsín”.
  • “El período de Cristina Fernández de Kirchner es una continuidad, pero con diferencias de estilo”.
  • “Hay que diferenciar entre investigación televisiva y justicia de los tribunales. Yo rechazo la "justicia mediática'”.
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