“Queremos pedirle a María peregrina de la fe que nos acompañe en nuestro caminar como cristianos, como hermanos. María es peregrina de la fe porque a ella tampoco le fue fácil vivir el camino de la vida y el camino del Señor. Sin embargo, ella siempre supo renovar su fe en Dios”. Con estas palabras el sacerdote Hugo Díaz abrió anoche la homilía de la misa de la Fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro.
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“Queremos pedirle a María peregrina de la fe que nos acompañe en nuestro caminar como cristianos, como hermanos. María es peregrina de la fe porque a ella tampoco le fue fácil vivir el camino de la vida y el camino del Señor. Sin embargo, ella siempre supo renovar su fe en Dios”. Con estas palabras el sacerdote Hugo Díaz abrió anoche la homilía de la misa de la Fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro.
Como otras veces, la celebración se hizo a cielo abierto en el frente del histórico edificio de la Legislatura provincial. A pesar del tiempo frío, más de 12 mil fieles acompañaron a la virgen gaucha en la procesión, el desfile y la misa.
En otra parte de su sermón, el sacerdote Díaz recordó que María, desde que recibió el anuncio del ángel, “acompañó a Jesús durante toda su vida y al pie de la cruz”. Explicó que la “fe es esa certeza de que Dios nos acompaña”.
En ese sentido, el religioso instó a los presentes a “vivir nuestra vida con espíritu de fe. Es decir, con la certeza de saber que Dios está vivo y hoy camina con nosotros a nuestro lado. Pase lo que nos pase en el camino de esta vida el Señor cumple su promesa: yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos”.
Agregó que “María en el cuadro del Perpetuo Socorro nos está señalando a Jesús y nos dice: él es el camino, a él tenemos que seguir, en él tenemos que poner nuestra fe, confianza y esperanza. En Jesús tenemos que apostar para juntos construir comunidades nuevas, familias nuevas, sociedades nuevas, una Iglesia nueva renovada con la fuerza del Espíritu Santo”.
Devotos abrazados a imágenes de la Virgen del Perpetuo Socorro o algunos llevándolas en andas, banderas celestes y rojas y los gauchos de 54 fortines que llegaron desde distintos puntos a honrar a su madre fueron ayer las postales repetidas en la fría jornada religiosa donde se entremezclaron los rostros de ancianos, niños, jóvenes y adultos. Contemplaron la bella imagen del Perpetuo Socorro adornada con cientos de claveles blancos y rosados, a la que los caballeros de la virgen honraron.