Repercusión
Cuatro días más tarde, el 17 de noviembre, la noticia ya se había difundido ampliamente en Buenos Aires. Al respecto El Tribuno publicó una nota que tituló: "Repercusión por la obra Misa Criolla". El artículo incluido en la sección Espectáculos decía: "Diarios y revistas del país desde sus columnas "artísticas'' se ocupan de la última obra grabada por "Los Fronterizos'' titulada "Misa Criolla'' sobre un tema de Ariel Ramírez. El análisis concienzudo de los especialistas arroja un saldo favorable de la grabación. La crítica recalca y hace hincapié en el activo de la pieza y en la aventura del compositor argentino en incursionar por un terreno nuevo. Loable y muy acertada incursión -señalan- de profunda gravitación y valor telúrico".
La historia
Aunque la historia de la Misa Criolla es harto conocida, vale la pena recordar lo que el mismo Ariel Ramírez contó en febrero de 2010, cuando ya tenía 88 años.
En un principio, -según dijo- Ramírez no pensó en componer una misa sino una obra que estuviera inspirada en la vocación de dos monjas que había conocido en Europa. Luego, el encuentro del músico con un amigo de juventud, que se convirtió en sacerdote católico, y el clima conciliar de los primeros años de la década del sesenta, abierta la posibilidad de celebrar la liturgia en castellano, terminaron de darle forma a la idea de hacer una misa criolla y cantada en español. Ramírez, que por los años "50 era joven y viajero, había llegado a un convento en el poblado holandés de Wrzburg. Allí conoció a las religiosas Elizabeth y Regina Brckner. "Frecuentemente, -dice Ramírez- desde la ventana de la cocina, contemplaba el magnífico paisaje semiboscoso, gloriosamente verde, con una enorme casona que a lo lejos se dibujaba de blanco con las últimas nieves de la primavera. Tanta belleza me producía sentimientos exultantes y, desde mis jóvenes años, me parecía estar un paso más arriba de la tierra. Ellas no compartían mi entusiasmo. No podían olvidar que esa casona y las tierras más distantes habían sido parte de un campo de concentración donde hubo alrededor de mil judíos prisioneros... Pero Elizabeth y Regina habían elegido la misericordia y habían sido formadas para el valor, de modo que, noche tras noche, empaquetaban cuantos restos de comida podían y se acercaban sigilosamente al campo para dejar su ayuda en un hueco debajo del alambrado. Durante ocho meses ese paquete desapareció cada noche. Hasta que una vez nadie retiró el paquete... Al finalizar el relato de mis queridas protectoras, sentí que tenía que escribir una obra, algo profundo, religioso, que honrara la vida, que involucrara a las personas más allá de sus creencias, de su raza, de su color u origen; que se refiriera al hombre, a su dignidad, a la libertad, al respeto del hombre a Dios como su Creador".
De vuelta en Buenos Aires, y luego del encuentro de Ariel con su amigo de juventud, el padre Osvaldo Catena, comenzó a tomar forma la Misa Criolla, con textos traducidos por Catena, Alejandro Mayol y Jesús Gabriel Segade y sus arreglos corales. La primera grabación (sello Philips) finalizada en noviembre de 1964 y tuvo como protagonistas a Los Fronterizos, el charanguista Jaime Torres y la Cantoría de la Basílica del Socorro, dirigida por el Presbítero Segade.
Medio siglo después
Hoy, después de 50 años, podemos decir con sano orgullo que aquella nota premonitoria de El Tribuno (atribuida al periodista y exfronterizo Carlos Barbarán) se hizo realidad.
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Repercusión
Cuatro días más tarde, el 17 de noviembre, la noticia ya se había difundido ampliamente en Buenos Aires. Al respecto El Tribuno publicó una nota que tituló: "Repercusión por la obra Misa Criolla". El artículo incluido en la sección Espectáculos decía: "Diarios y revistas del país desde sus columnas "artísticas'' se ocupan de la última obra grabada por "Los Fronterizos'' titulada "Misa Criolla'' sobre un tema de Ariel Ramírez. El análisis concienzudo de los especialistas arroja un saldo favorable de la grabación. La crítica recalca y hace hincapié en el activo de la pieza y en la aventura del compositor argentino en incursionar por un terreno nuevo. Loable y muy acertada incursión -señalan- de profunda gravitación y valor telúrico".
La historia
Aunque la historia de la Misa Criolla es harto conocida, vale la pena recordar lo que el mismo Ariel Ramírez contó en febrero de 2010, cuando ya tenía 88 años.
En un principio, -según dijo- Ramírez no pensó en componer una misa sino una obra que estuviera inspirada en la vocación de dos monjas que había conocido en Europa. Luego, el encuentro del músico con un amigo de juventud, que se convirtió en sacerdote católico, y el clima conciliar de los primeros años de la década del sesenta, abierta la posibilidad de celebrar la liturgia en castellano, terminaron de darle forma a la idea de hacer una misa criolla y cantada en español. Ramírez, que por los años "50 era joven y viajero, había llegado a un convento en el poblado holandés de Wrzburg. Allí conoció a las religiosas Elizabeth y Regina Brckner. "Frecuentemente, -dice Ramírez- desde la ventana de la cocina, contemplaba el magnífico paisaje semiboscoso, gloriosamente verde, con una enorme casona que a lo lejos se dibujaba de blanco con las últimas nieves de la primavera. Tanta belleza me producía sentimientos exultantes y, desde mis jóvenes años, me parecía estar un paso más arriba de la tierra. Ellas no compartían mi entusiasmo. No podían olvidar que esa casona y las tierras más distantes habían sido parte de un campo de concentración donde hubo alrededor de mil judíos prisioneros... Pero Elizabeth y Regina habían elegido la misericordia y habían sido formadas para el valor, de modo que, noche tras noche, empaquetaban cuantos restos de comida podían y se acercaban sigilosamente al campo para dejar su ayuda en un hueco debajo del alambrado. Durante ocho meses ese paquete desapareció cada noche. Hasta que una vez nadie retiró el paquete... Al finalizar el relato de mis queridas protectoras, sentí que tenía que escribir una obra, algo profundo, religioso, que honrara la vida, que involucrara a las personas más allá de sus creencias, de su raza, de su color u origen; que se refiriera al hombre, a su dignidad, a la libertad, al respeto del hombre a Dios como su Creador".
De vuelta en Buenos Aires, y luego del encuentro de Ariel con su amigo de juventud, el padre Osvaldo Catena, comenzó a tomar forma la Misa Criolla, con textos traducidos por Catena, Alejandro Mayol y Jesús Gabriel Segade y sus arreglos corales. La primera grabación (sello Philips) finalizada en noviembre de 1964 y tuvo como protagonistas a Los Fronterizos, el charanguista Jaime Torres y la Cantoría de la Basílica del Socorro, dirigida por el Presbítero Segade.
Medio siglo después
Hoy, después de 50 años, podemos decir con sano orgullo que aquella nota premonitoria de El Tribuno (atribuida al periodista y exfronterizo Carlos Barbarán) se hizo realidad.