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A la hora de recordar, nos quedamos con lo más bonito

Jueves, 08 de mayo de 2014 01:34

Según estudios psicológicos, el aferrarnos a los buenos recuerdos -dejando atrás los malos- nos ayuda a lidiar con situaciones desagradables y mantener una actitud positiva ante la vida. Fue hace 80 años que se propuso por primera vez la idea de que los recuerdos malos se desvanecen más rápido. En los años 30, los especialistas recogieron lo que quedaba en la memoria de las personas después de las vacaciones, categorizándolas en agradables y desagradables.

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Según estudios psicológicos, el aferrarnos a los buenos recuerdos -dejando atrás los malos- nos ayuda a lidiar con situaciones desagradables y mantener una actitud positiva ante la vida. Fue hace 80 años que se propuso por primera vez la idea de que los recuerdos malos se desvanecen más rápido. En los años 30, los especialistas recogieron lo que quedaba en la memoria de las personas después de las vacaciones, categorizándolas en agradables y desagradables.

Semanas más tarde, los investigadores pidieron a los participantes que recordaran las vacaciones. Casi el 60% olvidó las experiencias desagradables, mientras que sólo el 42% de las agradables habían desaparecido. 
Más tarde se hicieron otros estudios rigurosos del llamado fenómeno Fading Affect Bias (FAB), que ocurre cuando la información de emociones consideradas como negativas se borra de la mente más rápido que la positiva.
En un trabajo hecho en los años 70, en vez de pedirle a la gente que recordaran memorias aleatorias -pues las personas podrían preferir aquellas positivas- a los participantes se les pidió que llevaran un diario, registrando la intensidad emocional de esos recuerdos.

Un fenómeno universal
Pero debido a que el 80% de toda la investigación psicológica se hizo con estudiantes estadounidenses, no quedaba claro si esta preferencia a mantener en la memoria los buenos recuerdos existiría en otras culturas.
Para ver si se trataba de un fenómeno universal, Timothy Ritchie, de la Universidad de Limerick, en Irlanda, decidió analizar los datos de las muestras recogidas por académicos de seis universidades en el mundo.
Estos investigadores tenían acceso a los participantes de muchos grupos étnicos, incluidos los afroamericanos, ghaneses, alemanes, nativos estadounidenses y neozelandeses tanto de la descendencia europea como de la aborigen.
En total, se incluyeron unas 2.400 memorias autobiográficas de 562 personas de 10 países.
Si bien la metodología de recolección de eventos que se mantienen en la memoria varió en muchas formas, el denominador común fue pedirle a los participantes que recordaran momentos positivos y negativos, incluyendo detalles como la hora y lugar, así como información sensorial.
Los investigadores pudieron determinar así el FAB ocurrido en cada estudio, independientemente de los antecedentes culturales de los participantes.
Los autores creen que este estudio demuestra cómo la desaparición rápida de memorias desagradables es un fenómeno que ocurre en todas las culturas y que ayuda a las personas a procesar la negatividad y a adaptarse a los cambios de lo que les rodea mientras retienen una actitud positiva ante la vida.
Un grupo de personas con grandes problemas para tener memoria positiva es aquel de las personas con depresión severa.
El doctor Tim Dalgleish, psicólogo clínico de la Universidad de Cambridge, intenta ayudar a las personas con depresión aguda a tener acceso a los recuerdos positivos.
La técnica que usa se conoce como el método de ubicación. Se trata de una técnica de miles de años que utiliza imágenes visuales que la persona imagina a lo largo de una ruta o en un lugar como el hogar.
Todos los participantes en el estudio de Dalgleish tenían depresión aguda. Debido a que les costaba tanto recuperar sus recuerdos, un investigador los ayudó a materializarlos, con detalles como la información sensorial de olores, colores y sonidos.
Una vez recuperados estos datos, las memorias se fijan a lo largo de una ruta como el viaje al trabajo o a la universidad, o incluso dentro de su propia casa.
Para el doctor Dalgleish esta es una parte vital del proceso. “Vamos a decir que colocas 10 puntos en el camino -por ejemplo la puerta de entrada, el zaguán, la cocina y el living si se trata de la casa- y entonces eliges los recuerdos que quieres poner en la maleta, el tipo de cosas en las que quieres pensar en momentos difíciles. Y creas una imagen memorable y una rara que vincule ese recuerdo con cada punto en la ruta”, explica el profesional.
“Puedes imaginarte la sala llena de arena, con el televisor encendido mostrando el mar, el sonido de las gaviotas y de las olas. Y el hecho de que el sonido está en la sala lo hace más extraño y fácil de recordar que si sólo recuerdas la arena de una playa”. Es el tipo de técnica que los campeones de pruebas de memoria utilizan con éxito para lograr las hazañas como recordar toda la secuencia de una baraja de cartas.
Los expertos descubrieron que al crear este mapa mental mejoraba el recuerdo de los participantes. También comprobaron que el método tenía efectos a largo plazo.

Tener una palabra “en la punta de la lengua”, el efecto “deja vú”, la desorientación y no poder identificar de dónde se conoce a alguien son pequeñas fallas que tiene la memoria cuando el cuerpo se encuentra demasiado sobrecargado. 

Olvidos frecuentes

1- “Esto ya lo viví”: Representado en filmes y obras como “deja vú”, el fenómeno de creer que algo ya fue vivido no es infrecuente. Seis de cada diez personas la experimentan al menos una vez en la vida. Esto sucede principalmente en edades jóvenes, cuando uno se encuentra agotado. También puede estar asociado con traumas o una enfermedad. 
2- “Te conozco pero no sé de dónde”: Este es uno de los ejemplos más típicos de “paramnesia” cotidiana, una distorsión de la memoria. Esta incapacidad para ubicar a una persona que se ve fuera del lugar habitual con el que normalmente se la asocia es una “paramnesia de reconocimiento sin recuerdo”.
3- “Lo tengo en la punta de la lengua”: A todo el mundo le sucede de vez en cuando intentar decir algo pero lo que viene a la mente son términos parecidos, no la palabra que quiere expresar.
Un truco que suele funcionar para encontrar la palabra adecuada, indican expertos, es no empeñarse en buscarla, si se distrae la atención es más fácil que aparezca.
4- “¿Cómo llegué acá?”: Este es un efecto del sobreaprendizaje que se produce cuando llevamos a cabo actividades que tenemos tan interiorizadas que podemos hacer casi de forma automática, sin prestar atención.


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