A los 73 años de edad murió hoy en su hogar el conocido librero Mario Benedetti, fundador de la tienda de libros "Rayuela" ubicada en calle Alvarado que tiene ya más de cuarenta años de permanencia en el mercado salteño.
Benedetti arrastraba una larga enfermedad que se volvió irreversible y en los últimos meses lo obligó a reposar en su casa. Querido en el ámbito cultural, familiares y amigos lo despedían esta noche en Pieve y mañana la misa será la misa en la capilla Santa Teresita a las 10.
Sobre él
Mario Benedetti llegó a Salta cuando tenía 28 años, buscando un lugar donde estudiar y progresar. En ese momento, en Marcos Juárez -de donde era oriundo- no había muchas opciones. Y se decidió por Salta porque la provincia lo había impactado gratamente durante una visita que había hecho anteriormente, en rol de turista. "Quedé encandilado con la belleza de la ciudad y de sus valles, pero además en esa época Salta era una gran aldea y en todos lados se respiraba la amabilidad de la gente. Todos se conocían. Ahora ha crecido mucho, pero hay que admitir que todavía conserva algunos de esos atributos", le explicó a El Tribuno en una entrevista en 2013.
Una vez afincado en Salta, comenzó a cursar el Profesorado en Letras en la UNSa. Se recibió a los 33 años, pero nunca ejerció la docencia: "En realidad, siempre quise estudiar periodismo, pero entonces no existía la carrera como tal. En medio de la indefinición, y como me gustaba leer, me decidí por Letras". A partir de su asiduo contacto con la lectura, fue tomando forma en él esa idea romántica del libro que suelen alimentar los grandes escritores y los grandes lectores: "Pensé en poner una pequeña librería sin saber en qué lío me metía", contó desde el primer piso de su local de calle Alvarado 570. Miles de libros sostienen hoy ese entrepiso algo desordenado, donde un busto de Borges (paradójicamente) observa todo, con el típico gesto altivo de los que ya no ven.
Pero mucho antes de tener su local y su escritorio, para ganarse su sustento, Mario Benedetti trabajó como vendedor de libros a domicilio. Pasó casi un año tocando timbres, ofreciendo textos de la Editorial Aguilar que le proveía un representante local del sello. Al año de instalarse en Salta (1973) pudo cumplir su sueño de abrir una librería. Rayuela levantó la persiana en un pequeño local de Santiago del Estero al 200. El nombre, claro está, fue elegido en homenaje a la novela de Julio Cortázar, texto que en 1973 cumplía su primera década asombrando a los lectores. "Yo no tenía capital, así que me asocié con un amigo. Al poco tiempo él se dedicó a otra cosa y yo seguí solo. Ese mismo año me mudé a la Galería Caseros, a otro local chiquitito", recuerda el librero. Rayuela cumplió en 2013 cuarenta años de actividad en Salta. "Hoy hay varias librerías con este mismo nombre en Argentina, pero la nuestra fue la primera", destaca Mario, orgulloso.
El local tuvo algunas mudanzas más. La motivación, en cada traslado, siempre fue ganar en comodidad a medida que "la criatura" crecía. "Después nos fuimos a la Caseros, frente a Aerolíneas Argentinas. Estuvimos ahí bastante tiempo. Luego nos mudamos a la calle Buenos Aires y, finalmente, hace once años, nos instalamos en este local de Alvarado 570", repasó.
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A los 73 años de edad murió hoy en su hogar el conocido librero Mario Benedetti, fundador de la tienda de libros "Rayuela" ubicada en calle Alvarado que tiene ya más de cuarenta años de permanencia en el mercado salteño.
Benedetti arrastraba una larga enfermedad que se volvió irreversible y en los últimos meses lo obligó a reposar en su casa. Querido en el ámbito cultural, familiares y amigos lo despedían esta noche en Pieve y mañana la misa será la misa en la capilla Santa Teresita a las 10.
Sobre él
Mario Benedetti llegó a Salta cuando tenía 28 años, buscando un lugar donde estudiar y progresar. En ese momento, en Marcos Juárez -de donde era oriundo- no había muchas opciones. Y se decidió por Salta porque la provincia lo había impactado gratamente durante una visita que había hecho anteriormente, en rol de turista. "Quedé encandilado con la belleza de la ciudad y de sus valles, pero además en esa época Salta era una gran aldea y en todos lados se respiraba la amabilidad de la gente. Todos se conocían. Ahora ha crecido mucho, pero hay que admitir que todavía conserva algunos de esos atributos", le explicó a El Tribuno en una entrevista en 2013.
Una vez afincado en Salta, comenzó a cursar el Profesorado en Letras en la UNSa. Se recibió a los 33 años, pero nunca ejerció la docencia: "En realidad, siempre quise estudiar periodismo, pero entonces no existía la carrera como tal. En medio de la indefinición, y como me gustaba leer, me decidí por Letras". A partir de su asiduo contacto con la lectura, fue tomando forma en él esa idea romántica del libro que suelen alimentar los grandes escritores y los grandes lectores: "Pensé en poner una pequeña librería sin saber en qué lío me metía", contó desde el primer piso de su local de calle Alvarado 570. Miles de libros sostienen hoy ese entrepiso algo desordenado, donde un busto de Borges (paradójicamente) observa todo, con el típico gesto altivo de los que ya no ven.
Pero mucho antes de tener su local y su escritorio, para ganarse su sustento, Mario Benedetti trabajó como vendedor de libros a domicilio. Pasó casi un año tocando timbres, ofreciendo textos de la Editorial Aguilar que le proveía un representante local del sello. Al año de instalarse en Salta (1973) pudo cumplir su sueño de abrir una librería. Rayuela levantó la persiana en un pequeño local de Santiago del Estero al 200. El nombre, claro está, fue elegido en homenaje a la novela de Julio Cortázar, texto que en 1973 cumplía su primera década asombrando a los lectores. "Yo no tenía capital, así que me asocié con un amigo. Al poco tiempo él se dedicó a otra cosa y yo seguí solo. Ese mismo año me mudé a la Galería Caseros, a otro local chiquitito", recuerda el librero. Rayuela cumplió en 2013 cuarenta años de actividad en Salta. "Hoy hay varias librerías con este mismo nombre en Argentina, pero la nuestra fue la primera", destaca Mario, orgulloso.
El local tuvo algunas mudanzas más. La motivación, en cada traslado, siempre fue ganar en comodidad a medida que "la criatura" crecía. "Después nos fuimos a la Caseros, frente a Aerolíneas Argentinas. Estuvimos ahí bastante tiempo. Luego nos mudamos a la calle Buenos Aires y, finalmente, hace once años, nos instalamos en este local de Alvarado 570", repasó.