Hugo Conte, uno de los mejores voleibolistas de la historia, vivió muchísimas cosas en el deporte pero sin dudas el Mundial de Argentina 1982, en el que el seleccionado nacional logró por primera vez una medalla de bronce, fue un hecho que les “cambió la vida a todos”.
Hoy se cumplen 35 años de aquel bronce, cuando el equipo argentino conducido por el coreano Young Wan Sohn le ganó 3-0 a Japón en el mítico Luna Park porteño en el partido por el tercer puesto y se subió al podio ante una euforia de público inesperada e inolvidable.
“Seguramente fue el campeonato que nos cambió la vida a todos los que jugamos y a muchísima gente. Tres años después había 250 jugadores argentinos en Italia. Para el vóley fue un antes y un después”, recordó Conte, considerado entre los ocho mejores de la historia del vóley mundial por la Federación Internacional (FIVB) y papá de Facundo, símbolo de la selección actual que dirige Julio Velasco, asistente del coreano Sohn en el 82.
En la primera fase en Rosario, Argentina salió segundo. Le ganó a México y a Túnez y cayó con Japón 3 a 2, que se llevó el grupo. En la segunda ronda, la selección venció a Corea y Canadá (en Rosario) y a Alemania y a China (en Buenos Aires) y, tras salir segundo -la serie se la adjudicó Japón- por arrastre de puntos, se clasificó para las semifinales, que se jugaron en el Luna Park. Ahí perdió con la implacable Unión Soviética, que se quedó con la medalla de oro al derrotar en la final a Brasil. En tanto, Argentina se impuso sobre Japón y festejó su primer bronce.
“Jugar en el Luna, con el ambiente futbolero de quilombo, papelitos, el aliento del público, en el partido contra China que era potencia y después por el bronce contra Japón fue inolvidable. Para nosotros, la panacea”, concluyó Conte.
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Hugo Conte, uno de los mejores voleibolistas de la historia, vivió muchísimas cosas en el deporte pero sin dudas el Mundial de Argentina 1982, en el que el seleccionado nacional logró por primera vez una medalla de bronce, fue un hecho que les “cambió la vida a todos”.
Hoy se cumplen 35 años de aquel bronce, cuando el equipo argentino conducido por el coreano Young Wan Sohn le ganó 3-0 a Japón en el mítico Luna Park porteño en el partido por el tercer puesto y se subió al podio ante una euforia de público inesperada e inolvidable.
“Seguramente fue el campeonato que nos cambió la vida a todos los que jugamos y a muchísima gente. Tres años después había 250 jugadores argentinos en Italia. Para el vóley fue un antes y un después”, recordó Conte, considerado entre los ocho mejores de la historia del vóley mundial por la Federación Internacional (FIVB) y papá de Facundo, símbolo de la selección actual que dirige Julio Velasco, asistente del coreano Sohn en el 82.
En la primera fase en Rosario, Argentina salió segundo. Le ganó a México y a Túnez y cayó con Japón 3 a 2, que se llevó el grupo. En la segunda ronda, la selección venció a Corea y Canadá (en Rosario) y a Alemania y a China (en Buenos Aires) y, tras salir segundo -la serie se la adjudicó Japón- por arrastre de puntos, se clasificó para las semifinales, que se jugaron en el Luna Park. Ahí perdió con la implacable Unión Soviética, que se quedó con la medalla de oro al derrotar en la final a Brasil. En tanto, Argentina se impuso sobre Japón y festejó su primer bronce.
“Jugar en el Luna, con el ambiente futbolero de quilombo, papelitos, el aliento del público, en el partido contra China que era potencia y después por el bronce contra Japón fue inolvidable. Para nosotros, la panacea”, concluyó Conte.