Según datos extraoficiales, los registros del Senasa de febrero 2016 a febrero 2017 arrojan para el territorio salteño un incremento del stock ganadero del 14 %, llegando a un total de 1.211.176 cabezas.
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Según datos extraoficiales, los registros del Senasa de febrero 2016 a febrero 2017 arrojan para el territorio salteño un incremento del stock ganadero del 14 %, llegando a un total de 1.211.176 cabezas.
Este auspicioso dato, muestra una recuperación a la tasa de crecimiento del sector ganadero que supimos tener hasta 2008; es cierto que luego de tantos años de estancamiento, este incremento está lejos de ser suficiente, pero abre una esperanza a nuevos aires.
Analizando el contexto político nacional, es fácil advertir, luego de una década de un Gobierno nacional que manipuló el valor del dólar, creó los famosos Roes, impidió la exportación de carne a los mercados internacionales que lograra reducir el stock ganadero nacional, en más de diez millones de cabezas!; un gobierno que bajara el nivel de faena a tal magnitud que se cerraron cerca de ciento treinta plantas frigoríficas en el país. Todo esto, unido a un gobierno provincial del mismo signo, caracterizado por un accionar tibio y reactivo que a través del ordenamiento territorial logró crear un cepo al desarrollo de los departamentos de Rivadavia, San Martin y Orán, única alternativa para poder salir de la famosa pobreza estructural que padecemos.
Esto por el temor de que las amenazas mediáticas, proferidas por ONG fundamentalistas, truncaran los sueños de ocupar el sillón de Rivadavia. El gobernador, lejos de tener una actitud proactiva de proponer políticas sustentables, que atiendan las políticas ambientales y productivas, se pasó, nueve años entre consejos de Ordenamiento Territorial, Consejo Económico Social, Plan Estratégico 2030 y, por último, el comité provincial del Manejo de Bosques con Ganadería Integrada I, que a la fecha nunca se reunió, sin resolver el tema.
Siguen a la espera las cinco millones de hectáreas, zonificadas, de manera orientativa amarillas, en el decreto reglamentario, pero que deben ser categorizadas a nivel predial y que permanecen en franco proceso de desertización, sin respuestas ambientales ni productivas, sin alternativas para comunidades originarias, criollos ni de productores.
En 2016 se retiró el apoyo crediticio a los remates ganaderos de la provincia quedando únicamente el fomento financiero a solo dos remates de pequeños productores, J.V.González y Santa Victoria, que en conjunto no suman más de 800 cabezas.
También se promulgo la Ley 7.952 de Fomento Ganadero, que fuera cuestionada, ya que solo fomenta mayores cargas en tasas e impuestos, para usuarios y sobre todo para los consumidores salteños
Si a pesar del escenario descripto se pudo crecer, ¿cuál sería el potencial del crecimiento de la actividad ganadera? Con un gobernador que marque rumbo, que se haga cargo del plan estratégico 2030, con suficiente coraje para definir políticas de Estado, que incluyan a todos los sectores, ambientales, productivos, comunidades criollas, originarias, etc., no tengo dudas de que podríamos crecer a un stock de más de 2.000.000 de cabezas, recuperar y conservar 3.000.000 de hectáreas, como áreas protegidas del Chaco salteño, y romper de una vez por todas con la pobreza estructural de Salta. Entonces sí podríamos soñar, con un salteño que sea líder nacional y que tenga posibilidad de ocupar el sillón de Rivadavia.