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Adiós a un ícono de la conducción

El periodista Andrés Percivale murió ayer a la edad de 77 años. En 1966 se convirtió en el primer conductor de un noticiero emblemático: Telenoche. También fue actor y realizó la transmisión de la llegada del hombre a la Luna. Cubrió la guerra de Vietnam. 
Viernes, 26 de mayo de 2017 14:31

Murió el periodista Andrés Percivale. Tenía 77 años, y había superado un cáncer de pulmón. También actor, construyó una extensa trayectoria en los medios: fue el primer conductor de Telenoche y realizó la transmisión de la llegada del hombre a la Luna.
En 1966 se convirtió en el primer conductor de un noticiero emblemático: Telenoche. Lo acompañó Mónica Cahen D’Anvers (82).
Percivale también se desempeñó como corresponsal de guerra: cubrió la guerra de Vietnam en 1968.
Un año después estuvo en el Mayo Francés, experiencia casi fundacional para Andrés, tanto en su vida personal como profesional.
Como actor, trabajó en películas como Juan Manuel de Rosas y Un elefante color ilusión, y se dio el lujo de compartir escenas con Libertad Lamarque, Luis Sandrini, Sergio Renán, Rodolfo Bebán y Libertad Leblanc. Participó de algunas telenovelas en los años 70, y fue animador de distintos ciclos televisivos, como Los retratos de Andrés, Mónica y Andrés y Yo amo a la TV.
Desde hacía unos años enfrentaba un cáncer de pulmón. El diagnóstico le llegó casi por casualidad, en 2011. “Todo empezó cuando, a punto de ir a Europa, se suspendió ese viaje por enfermedad de mis compañeros -relató en un reportaje con Clarín-. No sabía adónde ir y me fui al centro adventista de Puiggari, en Entre Ríos, donde, por rutina, cuando ingresás, te hacen análisis de orina y de sangre y placa de pulmón. Y ahí saltó”.
Fumador desde la adolescencia, cuando había quedado encandilado al ver que las estrellas de Hollywood solían llevar un cigarrillo entre sus dedos, Andrés confesó que en ese momento quedó “congelado”. Comenzó a tratarse en el hospital Italiano y luego de someterse a un tratamiento de quimioterapia, pudo salir adelante casi un año después. “El cáncer ya es una epidemia, la causa puede estar en el entorno, no solo en la genética. Es gravísimo, pero no es implacable. Hay que tener cuidado con lo que uno consume, con cómo vive. Durante el tratamiento jamás me deprimí. Fui a Rosario a ver al padre Ignacio, que me dio un ritual con agua bendita y lo hice todos los días”.
A partir de ahí, Percivale comenzó a transitar un camino ligado a la espiritualidad. En especial, el yoga. “En mi curación (del cáncer) incluyo la medicina y lo espiritual. Saqué la siguiente conclusión: en cada órgano del cuerpo se aloja una emoción -sostuvo en diálogo con La Nación-. Así como la ira se aloja en el hígado o la codicia se aloja en el intestino grueso, la pena y el duelo se alojan en el pulmón. Descubrí que siempre hay un duelo mal elaborado o la reiteración de un episodio muy doloroso. En mi caso, es el haber descubierto que mi madre nunca me quiso”.
Desde entonces, Andrés cambió sus prioridades. Disfrutaba, por ejemplo, no ser tan reconocido en la calle. En los últimos años fue invitado para integrar el jurado de Bailando por un Sueño, pero se negó.

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Murió el periodista Andrés Percivale. Tenía 77 años, y había superado un cáncer de pulmón. También actor, construyó una extensa trayectoria en los medios: fue el primer conductor de Telenoche y realizó la transmisión de la llegada del hombre a la Luna.
En 1966 se convirtió en el primer conductor de un noticiero emblemático: Telenoche. Lo acompañó Mónica Cahen D’Anvers (82).
Percivale también se desempeñó como corresponsal de guerra: cubrió la guerra de Vietnam en 1968.
Un año después estuvo en el Mayo Francés, experiencia casi fundacional para Andrés, tanto en su vida personal como profesional.
Como actor, trabajó en películas como Juan Manuel de Rosas y Un elefante color ilusión, y se dio el lujo de compartir escenas con Libertad Lamarque, Luis Sandrini, Sergio Renán, Rodolfo Bebán y Libertad Leblanc. Participó de algunas telenovelas en los años 70, y fue animador de distintos ciclos televisivos, como Los retratos de Andrés, Mónica y Andrés y Yo amo a la TV.
Desde hacía unos años enfrentaba un cáncer de pulmón. El diagnóstico le llegó casi por casualidad, en 2011. “Todo empezó cuando, a punto de ir a Europa, se suspendió ese viaje por enfermedad de mis compañeros -relató en un reportaje con Clarín-. No sabía adónde ir y me fui al centro adventista de Puiggari, en Entre Ríos, donde, por rutina, cuando ingresás, te hacen análisis de orina y de sangre y placa de pulmón. Y ahí saltó”.
Fumador desde la adolescencia, cuando había quedado encandilado al ver que las estrellas de Hollywood solían llevar un cigarrillo entre sus dedos, Andrés confesó que en ese momento quedó “congelado”. Comenzó a tratarse en el hospital Italiano y luego de someterse a un tratamiento de quimioterapia, pudo salir adelante casi un año después. “El cáncer ya es una epidemia, la causa puede estar en el entorno, no solo en la genética. Es gravísimo, pero no es implacable. Hay que tener cuidado con lo que uno consume, con cómo vive. Durante el tratamiento jamás me deprimí. Fui a Rosario a ver al padre Ignacio, que me dio un ritual con agua bendita y lo hice todos los días”.
A partir de ahí, Percivale comenzó a transitar un camino ligado a la espiritualidad. En especial, el yoga. “En mi curación (del cáncer) incluyo la medicina y lo espiritual. Saqué la siguiente conclusión: en cada órgano del cuerpo se aloja una emoción -sostuvo en diálogo con La Nación-. Así como la ira se aloja en el hígado o la codicia se aloja en el intestino grueso, la pena y el duelo se alojan en el pulmón. Descubrí que siempre hay un duelo mal elaborado o la reiteración de un episodio muy doloroso. En mi caso, es el haber descubierto que mi madre nunca me quiso”.
Desde entonces, Andrés cambió sus prioridades. Disfrutaba, por ejemplo, no ser tan reconocido en la calle. En los últimos años fue invitado para integrar el jurado de Bailando por un Sueño, pero se negó.

 

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