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La taxista embestida por un ebrio no podrá trabajar durante 6 meses

Erica Kosh fue colisionada en la madrugada del 2 de junio por un conductor alcoholizado al mando de una camioneta. Es jefa de familia y taxista desde hace 10 años.
Domingo, 23 de julio de 2017 00:00

El 2 de junio a las 4.45 de la madrugada Erica Kosh se dirigía a buscar un pasajero. Circulaba por calle Zuviría y el semáforo le daba la prioridad, por lo tanto avanzó. En ese momento alcanzó a ver las luces de un vehículo que se dirigía hacia ella, intentó salirse del medio pero fue imposible. Una camioneta Toyota Hilux que circulaba a gran velocidad por la avenida Belgrano al mando de Eliel Tasca le dio de lleno.

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El 2 de junio a las 4.45 de la madrugada Erica Kosh se dirigía a buscar un pasajero. Circulaba por calle Zuviría y el semáforo le daba la prioridad, por lo tanto avanzó. En ese momento alcanzó a ver las luces de un vehículo que se dirigía hacia ella, intentó salirse del medio pero fue imposible. Una camioneta Toyota Hilux que circulaba a gran velocidad por la avenida Belgrano al mando de Eliel Tasca le dio de lleno.

El hombre se negó a realizarse el test de alcoholemia. Erica fue trasladada en código rojo al hospital San Bernardo, allí permaneció internada 12 días. Sufrió fracturas de omóplato, costillas y la perforación de un pulmón, entre otros golpes. "Tuvieron que drenarme el pulmón para sacar líquido y sangre", le contó a El Tribuno, visiblemente dolorida. Se mueve con dificultad y le cuesta respirar y hablar. Recién hace una semana que volvió a su casa en el barrio Autódromo donde vive con sus dos hijos, uno de 22 y el menor de 12. Este último mes y medio, debido a su delicado estado de salud, estuvo en reposo en la casa de familiares. En un instante la trabajadora casi pierde la vida, quedó imposibilitada de trabajar durante 6 meses y al dueño del taxi modelo 2016, le quedaron hierros retorcidos.

Jefa de familia

El padre de Erica era chofer de taxi y de colectivo, así que el gremio del transporte le resulta familiar. Hace 10 años que comenzó a trabajar en el sector. "Comencé como operadora de una cooperativa de taxistas y a la vez manejaba un taxi", contó. Erica es jefa de familia y el ingreso con el que contaban para vivir era el producto de sus 12 horas diarias de trabajo en el vehículo. Es una de las únicas mujeres taxistas que trabaja de noche, su turno es de 18 a 6 de la mañana. "Mi hijo más grande trabaja los sábados y estudia durante la semana, pero su ingreso alcanza para sus gastos y mi prioridad es que estudie", dijo Erica.

Para colmo de males apenas dada de alta la llamaron del hospital San Bernardo para pedirle una documentación sobre el accidente e informarle que tenía una deuda de 30.000 pesos por la atención. "Casi me muero", confesó. "Se supone que los seguros deben cubrir este gasto y, si no, deberá resolverlo la Justicia que hasta ahora no nos ha dado respuestas", contó la trabajadora.

Justicia lenta

De acuerdo a lo que le informaron a Erica, el conductor de la camioneta está en libertad y debe presentarse a la fiscalía una vez a la semana. "Él sigue haciendo su vida normal, como si nada hubiese pasado, y en la Justicia ni siquiera se aprobó el pedido de embargo", expresó.

Por otro lado, "el seguro de Tasca no cubre el siniestro porque conducía alcoholizado y cruzó en rojo, así que el dueño del auto, Gastón Estrada también fue muy perjudicado", dijo Erica.

El taxi era la fuente de ingresos para Estrada y todavía lo está pagando. Ahora él trabaja como chofer para poder afrontar las cuotas de un auto que ya no tiene y sostener a su familia.

Erica está pudiendo solventar los gastos que le demanda su recuperación gracias al aporte solidario de sus compañeros peones de taxi, que la ayudan con los gastos y con el día a día. "Ellos me trasladan y me ayudan con la mercadería para la casa y para los remedios", concluyó.

Peones desprotegidos

Fernando Carreras, miembro de la agrupación de peones de taxis Martín M. de Güemes, que agrupa a unos 300 trabajadores expresó: “El 90% de los peones son trabajadores en negro y están arriba del auto como mínimo 12 horas para reunir entre 200 y 250 pesos diarios. Los fines de semana con mucha suerte llegan a los 400 pesos”. El ingreso solo alcanza para el alimento diario, a eso hay que sumar transporte, servicios y alquiler, entre tantos gastos. El caso de Erica dejó al descubierto la precariedad laboral de estos trabajadores, que en caso de accidentes no cuentan con ninguna cobertura que los proteja. 

Carreras indicó: “Necesitamos que nos pongan en blanco y nos cubra una ART. Muchos propietarios no lo hacen porque no están informados”.

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