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Una foto, videos y audios demolieron el pacto Zambrani

Murió envenenada se adelantó. Hay otras versiones sobre lo sucedido. Asoma el ala narco del caso.El silencio de los imputados y una máquina de impedir demoraron el hallazgo del cuerpo de Paola.
Sabado, 19 de agosto de 2017 00:00

A solo horas del hallazgo de los restos mortales que pertenecerían a Paola Álvarez, la joven desaparecida el 5 de mayo, los forenses y peritos del CIF analizan cada muestra obtenida para dar luz a un caso que durante 104 días desveló a la sociedad salteña.

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A solo horas del hallazgo de los restos mortales que pertenecerían a Paola Álvarez, la joven desaparecida el 5 de mayo, los forenses y peritos del CIF analizan cada muestra obtenida para dar luz a un caso que durante 104 días desveló a la sociedad salteña.

Pero las pericias irán mucho más allá del crimen en sí, deberán develar el móvil del mismo, la mecánica de la muerte y, por supuesto, las complicidades, el pacto de silencio y si fuera necesario los vínculos de los detenidos con los clanes de la droga en esta capital.

Desde ese mismo 5 de mayo, día en que desapareció Paola Mariana Álvarez desde una vivienda de barrio Autódromo, hasta el hallazgo del cuerpo de la joven, el misterio y la mendacidad manifiesta de los encausados y su entorno fueron los condimentos del caso.

De a poco se fueron conociendo algunos detalles de cómo y cuándo desapareció, muchos de estos fueron públicos, ya que el principal acusado los había hecho conocer a través de audios que enviaba a familiares de Paola para despistar, desviar o desincriminarse de los hechos que hoy se le enrostran, ahora con la fuerza y la contundencia de la verdad.

Pero el acusado en su afán de impunidad envió a familiares de Paola durante varias jornadas elementos que luego se volvieron en su contra.

Una foto de Paola en casa de su patrón, un tal Dany, mostró a la joven vestida con las mismas prendas que fue hallada en La Caldera.

Esa foto, los audios de Santiago Zambrani, las cámaras de seguridad de distintos puntos, las coordenadas telefónicas fueron demoliendo un pacto de silencio sostenido solamente por la ausencia del cuerpo del delito.

En ese ínterin una batería de incidentes procesales intentaron lograr la nulidad de lo actuado y circularon datos falsos acerca del paradero de la joven.

Durante 104 días el llamativo pacto de silencio lo cubrió todo. Los dos detenidos por la causa se negaron sistemáticamente a colaborar, sostenidos en el convencimiento de que el cuerpo del delito jamás iba a ser hallado.

Mientras esto sucedía su entorno clamó la inocencia de Santiago Zambrani y de su madre, Amelia Huergo, incluso lesionando la investigación y la honorabilidad del fiscal de la causa.

Eso quedó corroborado hace unas horas cuando Ramiro Ramos Ossorio se refirió de esta manera al hallazgo de los restos presumiblemente de Paola Álvarez: "No solo no se contó en ningún momento con la colaboración de Zambrani, de sus familiares ni de su defensa, sino que días pasados se debió recurrir a la reserva de las actuaciones, en razón de que un familiar del acusado había comenzado a tratar de establecer contacto con ciertos testigos para entorpecer la investigación".

En ese orden trascendió ayer que detrás del crimen no solo hay un posible femicidio, sino un criminis causae, es decir la muerte para ocultar otro delito, que aún duerme el sueño de los justos.

Ramos Ossorio aseguró hace pocas horas que Santiago Zambrani estaba ligado íntimamente a actividades de narcotráfico y venta de estupefacientes, y esta veta investigativa es una de las más firmes según una alta fuente consultada ayer por El Tribuno.

El crimen

Trascendió que son numerosas las pruebas que existen en contra de los Zambrani, pero no está claro el móvil ni la mecánica del deceso.

Se habló de un posible envenenamiento, aunque señaló que esto se terminará de saber una vez que se realicen los estudios toxicológicos.

Agregó que las pruebas que se lograron reunir llevaron a la fiscalía a relacionar al acusado con la comercialización de drogas y a otros vínculos dentro de ese ámbito.

De esta manera el caso Paola Álvarez alcanzó su cenit al probarse que las imputaciones por homicidio calificado no eran antojadizas tras el hallazgo del cuerpo, y de establecer que Santiago Zambrani y su entorno conocían a la perfección los caminos que conducen a Jujuy por la cornisa, por la ruta 9.

En ese contexto, la situación procesal del principal acusado es gravísima.

Pero la investigación, según una fuente, sugiere que hay más implicados aún, y el número de ellos podría llegar a la media docena si la misma se amplía en los próximos días.

Trascendió que el cuerpo de la joven fue arrojado hacia un barranco, pero que antes de eso quienes lo trasladaron bajaron por la pendiente unos cinco metros. Santiago Zambrani dice en uno de sus audios, esa misma madrugada del 5 de mayo, que no podía caminar debido a un esguince, lo cual hace pensar que no podría haber trasladado el cuerpo solo.

En el allanamiento a la vivienda de barrio Autódromo se secuestró una bota ortopédica embarrada, además de información sobre un fármaco llamado diozepam y consultas vía internet sobre el uso del cloroformo.

El crimen ya está probado, el autor material detenido, pero falta aún saber la verdad sobre el verdadero móvil del mismo.

El caso abrió una grieta: despecho o narconegocio.

Amor o negocio son las claves

En los audios Zambrani reconoce que ama a Paola, porqué la desaparece.

El caso Paola Álvarez comenzó una nueva etapa investigativa. Con el cuerpo del delito, el fiscal se apresta a demoler un aceitado mecanismo que repartió favores.

El caso, que según el propio fiscal podría encuadrarse como femicidio, podría derivar en un homicidio calificado en la figura del artículo 80 del Código Penal. 

El criminis causae es el homicidio en conexión ideológica con otro delito. Se mata para o por otro delito.

Esta figura pende sobre Santiago Zambrani como la espada de Damocles, ya que en los 104 días de investigación la fiscalía penal reunió innumerables testimonios de las actividades de Santiago Zambrani, vinculadas al narcotráfico y a la cercanía con este submundo.

Hace un tiempo atrás incluso familiares directos de Paola Álvarez señalaron a este como un abastecedor de drogas de ciertos boliches y zonas del denominado Bajo Chico.

Uno de estos familiares aseguró en su momento que sospechaban que la desaparición de Paola la noche del 5 de mayo se debió a una “orden de alguien”, ya que Paola “habría visto algo”.

El día que desapareció había ido a limpiar el departamento de un tal Dany.

Si fuera así, el crimen de la joven mamá se habría cometido en resguardo de un negocio ilícito y podría tipificarse en la figura del artículo 80, inciso séptimo. Allí se dice que el agravamiento del homicidio no es la coexistencia o concurso de delitos lo que fundamenta el agravante, sino la intencionalidad o el aspecto subjetivo de la transgresión, el previo concierto de la estrategia delictiva.

Así planteado, y dado que se probó el accionar delictivo de Zambrani con actividades castigadas por la ley, no es descabellado pensar que la joven mamá murió víctima también de terceras personas.
 

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