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Por falta de ventas cierra H&R, la disquería más antigua de Salta

Comenzaron ofreciendo discos pero a los dos años también instalaron una casa de grabación. No pueden competir con las cadenas nacionales y con internet.
Domingo, 20 de agosto de 2017 00:00

"Ya no se venden discos, los chicos bajan la música de internet", dijo Paola Salinas, encargada de la disquería de la mítica empresa salteña H&R Maluf, ejemplo en todo el norte argentino.

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"Ya no se venden discos, los chicos bajan la música de internet", dijo Paola Salinas, encargada de la disquería de la mítica empresa salteña H&R Maluf, ejemplo en todo el norte argentino.

El sector que ahora cerrará es el que en realidad le dio origen al negocio que, con el tiempo, los vaivenes de la economía y la tecnología, se afianzó como mueblería y venta de electrodomésticos.

La casa de venta de discos arrancó en 1960 cuando los hermanos Humberto y Ricardo Maluf emprendieron la aventura de entrar en el negocio discográfico. Como buenos emprendedores, decidieron incursionar en el negocio de la grabación y la distribución de material discográfico. Compraron los equipos necesarios para armar un estudio de grabación. En 1962 ya habían instalado e impuesto en el medio el sello discográfico H&R.

El sello de los salteños

Muchos artistas salteños grabaron sus materiales en el sello H&R. Así, pasaron por su estudio Carlos Abán, Felipe Antonio, Jorge Cafrune, Los de Salta, Gauchos de Gemes, Daniel Toro, Angelillo, Ángel Quiroga y Chicote Magliano, entre otros. En la década del 80 el sello discográfico fue vendido a la internacional RCA (Radio Corporation of America).

Pero también representaba un fuerte apoyo para los artistas locales, que al no poder realizar la distribución nacional, llevaban sus materiales y los dejaban en consignación. Así comenzaron Los Izquierdos de la Cueva, Franco Barrionuevo y Los Changos y también el músico Carlos Abán, que hace folclore carpero. Abán está ligado a la disquería H&R Maluf desde los años 60.

En liquidación

La disquería hace tiempo que había bajado sus ventas de manera alarmante, incluso hace mucho que no se realizaban pedidos de materiales, "pero seguía abierta por una cuestión de nostalgia" , le contó Paola Salinas a El Tribuno.

Los jóvenes ya no compran discos, es más barato contratar Spotify o bajar directamente la música desde los sitios de internet. Los pocos que se siguen acercando a curiosear en las estanterías con las novedades discográficas son los adultos que ya pasaron los 50. "En general son personas mayores que vienen a buscar folclore o tango. Muchos buscan los materiales de Carlos Abán porque hace folclore bien alegre, el carpero", dijo Paola.

Variedades

"Nosotros tenemos una variedad musical muy grande. Nos llegaba todo lo que es rock nacional e internacional, música tradicional de diferentes países, tango y folclore. Ahora vamos a comenzar a liquidar todo", sostuvo Paola.

La mayor variedad de material discográfico folclórico la tenía esta disquería. "Cada tres meses aproximadamente venía gente del canal Argentinísima a buscar las últimas novedades", dijo la encargada del local, con nostalgia. "Es una pena porque se van perdiendo espacios que estaban al servicio de los artistas salteños. Distribuir un disco es muy caro", agregó.

Por otro lado, desde los programas de radio también visitaban el lugar y difundían las propuestas locales. Si bien la disquería quedará en el recuerdo, el negocio seguirá vendiendo muebles y artículos del hogar.

¿Avance de la modernidad? 

La casa H&R Maluf ya perdió una sucursal y su casa central también redujo sus dimensiones. Esta empresa salteña, que empezó como una disquería, se transformó en el lugar donde todos los salteños iban a comprar los enseres para el hogar. A la dedicada atención de sus empleados había que sumarle las facilidades de pago.

Si bien el caso de esta disquería tiene que ver con el cambio de la tecnología que permite llegar al mismo producto de otro modo, se suma a otras pérdidas de sitios emblemáticos que se fueron dando en el centro salteño, como es el caso de El Farito, que cerró y dejó fuera de contexto a la estatua del Cuchi Leguizamón ubicada al lado del local donde compartió charlas, poesías y empanadas en vida. 

A fines de julio también se anunció el cierre del café Mónaco, con 40 años de historia, y le siguen el hotel Plaza y Van Gogh, que próximamente dejarán de estar en el lugar porque lo ocupará el banco que funciona en esa cuadra.

En el caso de los cafés Mónaco y Van Gogh, se asumió el compromiso de no afectar el mural de Osvaldo Juane y el de Antonio Yutronich. 

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