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Kultur y el espíritu de la tolerancia

Una reflexión sobre la pluralidad y el multiculturalismo en un mundo donde xenofobias y fundamentalismos amenazan a la paz. 
Martes, 26 de septiembre de 2017 00:00

Si uno se pone a hurgar encuentra más de un centenar de definiciones de la palabra "cultura". No pretendo en estas líneas analizar la etimología y el significado de esta potente palabra; por el contrario, es la intención analizar el impacto que la cultura tiene sobre nuestra sociedad.

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Si uno se pone a hurgar encuentra más de un centenar de definiciones de la palabra "cultura". No pretendo en estas líneas analizar la etimología y el significado de esta potente palabra; por el contrario, es la intención analizar el impacto que la cultura tiene sobre nuestra sociedad.

Cultura, es por cierto, el despliegue del alma humana, que genera el espacio de la existencia y, por ende, la convivencia.

Hoy vivimos una puja entre las tradiciones y la globalización, pero mucho peor aún observamos luchas sangrientas y enfrentamientos étnicos, fanatismos religiosos y varias formas de extremismo con un común denominador: la violencia y la intolerancia.

El mejor remedio contra todas estas verdaderas "pestes" es el poder de la "pluricultura" . La "cultura" en su mejor expresión.

Nada es más fuerte frente a los violentos que la cultura, nada nos hace más universales y tolerantes que la cultura. Con ella, nos tornamos conscientes de nuestra ignorancia (y menos vanidosos). Así podría mencionar innumerables cualidades y virtudes de la cultura, que es un bien intangible del cual somos dueños absolutos, que nadie nos lo puede quitar.

El acceso a la "pluricultura" es un derecho individual muy preciado y debe ser respetado y cuidado, tanto como los demás que hoy se debaten en nuestra sociedad. Mi padre, un alemán coterráneo de Immanuel Kant, me repetía: " lo único que nos quedó después de la guerra fue la cultura y la educación; eso nadie te lo puede quitar y eso fue nuestra moneda más preciosa, fue nuestra herramienta de trabajo y nuestra salvación".

Estamos inmersos en los tiempos de los medios, de las comunicaciones, el acceso ilimitado a información (una utopía en otros tiempos); tenemos al alcance en nuestros teléfonos más información de la que se pudo acopiar en la biblioteca de Alejandría, pero aún así no somos más cultos. Convivimos con un bombardeo constante de propaganda, de discursos políticos, de mensajes mesiánicos y de falsos ídolos, sin ser más cultos. Es necesario desmitificar el concepto de una única cultura; la monocultura no representa sino la versión más primitiva de la cultura, es parcial y por tanto tan peligrosa como cualquier argumento intolerante de cualquier religión, una visión egoísta del saber y conocer (una forma peligrosa de ignorancia).

La "pluricultura" (prefiero este término al de multiculturalismo) es la verdadera sabiduría; si la humanidad entera así lo entendiera y asumiera, no tendríamos guerras y tanta muerte. Nuestra vanidad inspirada en un supuesto conocimiento afrontaría la vergenza del que se sabe ignorante (y lo padece).

¿Quien no cayó en algún momento en interpretar que ser culto era conocer las artes, la música, la pintura, literatura, cine, algo de historia y geografía, idiomas, y tanto más?

Quien se empalaga en esos saberes puede experimentar grandes satisfacciones y aparecer a los ojos de las mayorías, como alguien "culto". Pero el verdadero rasgo del "ser culto" es asumir la pluriculturalidad.

Los tiranos, los dictadores, los violentos y los populistas no admiten la pluriculturalidad; cultivan la monocultura, caen en la intolerancia, y apuestan a la ignorancia para ilusionarse con la perpetuidad. Los gobernantes democráticos son tolerantes y pluralistas.

La Orquesta Sinfónica de Salta nos brindó en el año 2000 la posibilidad de acercarnos a la música clásica en una tierra empapada de folclore nativo. Esto es pluricultura.

Hace muchos años se viene desarrollando el Abril Cultural. Es importante recordar aquel de 2007, porque al festejarse los 150 años de Relaciones Argentino Alemanas, se realizó conjuntamente una Semana Cultural Alemana , que acercó a los salteños el espíritu de aquellas lejanas tierras. Fue para muchos una grata sorpresa descubrir que Alemania supo embeberse y enriquecerse con la fascinante pluriculturalidad de Europa.

Alemania y los alemanes aprendieron de su historia evolucionaron sobre sus propios errores, por eso el país está a la vanguardia de la tolerancia y de la integración, sin perder su esencia, su identidad y el arraigo a sus tradiciones, sus costumbres y su idioma.

El título Kultur no es casual. Estamos festejando los primeros diez años del Kulturzentrum, Centro Cultural Alemán Europeo y muchos deseamos expresar nuestra alegría. Esta iniciativa que impulsara Heike Neumann, con ayuda de Rita Epp principalmente, encarna el espíritu de la tolerancia. A la enseñanza de la lengua alemana hoy se añaden varios idiomas, cursos de filosofía, cocina, cine y otros quehaceres del saber y el pensar.

Los procesos migratorios están a la orden del día y serán como hace centurias los que vayan construyendo la "cultura" del futuro. Aceptar y navegar en la pluriculturalidad, sin perder la individualidad y la identidad, construirá un mundo mejor, con menos violencia y mucho más humanidad.

Los ciudadanos de a pie son los responsables de vivir y crecer en la pluriculturalidad. También de exigirla.

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