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Mentime, que me gusta

Martes, 01 de noviembre de 2022 02:41

Una conocida chacarera dice en uno de sus párrafos: "tanto correr para llegar a ningún lado"… insinuando que reiteradamente damos muchas vueltas y no salimos de donde estamos ubicados, como el caminante que, con la leve cojera que casi todos tenemos, camina en círculos y vuelve al punto de partida. Algo así ocurre con el nuevo Presupuesto para 2023, que más allá de su "mayor realismo" respecto al presentado en 2021, como parte de la oposición destaca, es igualmente poco realista, compartiendo con el de años anteriores (y posteriores, lo mismo que con el de nuestra Provincia y sus municipios), no expresar lo que en definitiva hará el Ejecutivo, porque la inflación lo desdibuja, pero básicamente porque los presupuestos de cualquier fecha y lugar contienen la cláusula de "Misión Imposible": este Presupuesto se autodestruirá al momento en que se apruebe…", con sus transferencias de partida, principalmente. Es la mentira institucionalizada. ¿Por qué los presupuestos son mentirosos? Hay argumentos para todos los gustos. En primer lugar, porque contienen cláusulas (en algunos casos, en todos sus artículos) que en trazo grueso proponen: "Se hará tal cosa, por tal valor, pero si bien viene haremos todo lo contrario y por cualquier otro valor…" ¿Qué significa esto? Que el Ejecutivo se arroga el derecho de violar todos los artículos que considere necesarios, toda vez que el Congreso o las legislaturas o concejos deliberantes lo facultan para ello, autorizándole transferir partidas e incorporar recursos que no estaban contemplados originalmente.

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Una conocida chacarera dice en uno de sus párrafos: "tanto correr para llegar a ningún lado"… insinuando que reiteradamente damos muchas vueltas y no salimos de donde estamos ubicados, como el caminante que, con la leve cojera que casi todos tenemos, camina en círculos y vuelve al punto de partida. Algo así ocurre con el nuevo Presupuesto para 2023, que más allá de su "mayor realismo" respecto al presentado en 2021, como parte de la oposición destaca, es igualmente poco realista, compartiendo con el de años anteriores (y posteriores, lo mismo que con el de nuestra Provincia y sus municipios), no expresar lo que en definitiva hará el Ejecutivo, porque la inflación lo desdibuja, pero básicamente porque los presupuestos de cualquier fecha y lugar contienen la cláusula de "Misión Imposible": este Presupuesto se autodestruirá al momento en que se apruebe…", con sus transferencias de partida, principalmente. Es la mentira institucionalizada. ¿Por qué los presupuestos son mentirosos? Hay argumentos para todos los gustos. En primer lugar, porque contienen cláusulas (en algunos casos, en todos sus artículos) que en trazo grueso proponen: "Se hará tal cosa, por tal valor, pero si bien viene haremos todo lo contrario y por cualquier otro valor…" ¿Qué significa esto? Que el Ejecutivo se arroga el derecho de violar todos los artículos que considere necesarios, toda vez que el Congreso o las legislaturas o concejos deliberantes lo facultan para ello, autorizándole transferir partidas e incorporar recursos que no estaban contemplados originalmente.

Otra mentira descarada es la supresión, en los últimos presupuestos de Salta al menos, de la clasificación funcional de los gastos, esa que los ordena en Administración General, Educación, Salud, etc., supresión que está destinada, por ejemplo, a impedir que se sepa en cuánto se eleva el gasto en personal no necesario, toda vez que los últimos datos mostraban que Administración superaba con creces el 12% o menos que se recomienda en las empresas. De manera similar, se esconde también el gasto en deuda pública, de la que se retira la amortización de la deuda, computándose solo los intereses, pero "por las dudas", se omite directamente la clasificación.

El Presupuesto y la inflación: un tema no menor es el cálculo de la inflación para darle "realismo" al Presupuesto. En el caso del correspondiente a Nación, se estima un 60%, lo que es directamente una tomada de pelo. ¿En qué se basa? Si es en la simple inercia inflacionaria, ésta es lamentablemente creciente, y con la actual tasa mensual (aproximadamente, el 7%) su proyección anual proporciona más del 100%. Por supuesto, el Gobierno podría sostener que esa tasa mensual será descendiente; sin embargo, no existe ningún programa antiinflacionario (y tampoco un programa de gobierno, al igual que desde 2019) en el que el Gobierno pueda basar esa hipótesis. Por lo tanto, ¿en qué se basa el 60%? ¿Por qué no el 10%, que suena más "glamoroso?...

Otro lugar común en la "saga" del Presupuesto es la potestad autoimpuesta del Ejecutivo de entregar la rendición presupuestaria, que es la que realmente indica cuál ha sido el "verdadero" presupuesto, en destiempo y fuera de forma, cosa que nadie pueda comprobar realmente si el Gobierno ha sido fiel a su compromiso, con lo cual la pregunta final es: ¿Qué objeto tiene proponer un presupuesto? y, más grave aún: ¿Qué sentido tiene analizar un presupuesto fantasmagórico?

 

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