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Se termina la experiencia Juntos por el Cambio y nace una nueva oposición fragmentada en el Senado

A partir de la semana próxima dejará de funcionar como un interbloque y se dividirá en tres grandes conglomerados que negociarán por separado y con distintas posturas con el nuevo gobierno
Jueves, 23 de noviembre de 2023 20:47

“Saluden a Juntos por el Cambio que se va”. La frase, irónica y muy usada en las redes sociales, describe el proceso que vive la que fuera la principal coalición de oposición al kirchnerismo y anticipa la inminente diáspora que le espera en su futuro como fuerza parlamentaria en el Senado.

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“Saluden a Juntos por el Cambio que se va”. La frase, irónica y muy usada en las redes sociales, describe el proceso que vive la que fuera la principal coalición de oposición al kirchnerismo y anticipa la inminente diáspora que le espera en su futuro como fuerza parlamentaria en el Senado.

La posición es unánime: a partir de la semana próxima en el océano de la Cámara alta surgirá un archipiélago de al menos tres bloques que intentarán coordinar acciones y mostrarse como una oposición responsable al gobierno de Javier Milei, contrastando con la que planifica hacer el kirchnerismo, pero que funcionarán separados y elegirán a sus propias autoridades.

En otras palabras, el interbloque de Juntos por el Cambio, que todavía preside el radical mendocino Alfredo Cornejo, dejará de existir. El espacio vacío será ocupado por las bancadas de los dos principales socios de Juntos, la UCR y el Pro, y un tercer conglomerado de centro que intentará reunir a aquellos dirigentes que no estén claramente identificados con ninguno de los dos partidos.

En esta carrera el que tomó la iniciativa es el salteño Juan Carlos Romero, quien ya se mueve en una agenda frenética de reuniones para engrosar las filas del bloque Cambia Federal, marca que conduce y que, en la actualidad, reúne a otros tres senadores: los chubutenses Edith Terenzi (UCR) e Ignacio Torres, que como asumirá como gobernador será reemplazado por Andrea Cristina (Pro), y la neuquina Lucila Crexell, que tras la derrota de Sergio Massa, por quién se jugó antes del balotaje, quedó boyando sin destino político firme.

Socio de Ramón Puerta y Miguel Pichetto en lo que se conoce como el peronismo federal o republicano, el salteño Romero es un declarado antikirchnerista que ahora quiere convertirse en un polo de poder con el que Javier Milei tenga que negociar los votos que, sin dudas, necesitará conseguir si quiere que el Senado le apruebe alguna iniciativa legislativa. Para eso, trabaja en sumar a senadores que no son ni radicales del Pro puros, como la tucumana Batriz Avila y el cordobés Luis Juez.

Mientras Romero avanza en el armado de un “Centro Democrático”, la UCR y el Pro están enfrascados en sus disputas internas, que si bien se mantienen en sordina son de tal intensidad que podrían terminar en nuevas fracturas.

En el Pro, las tensiones giran en torno de la pulseada entre Mauricio Macri, que quiere darle un apoyo irrestricto a Milei en el Congreso, y los que no están alineados con el exjefe del Estado y pretenden mantener a la escudería amarilla como una fuerza de oposición racional al nuevo gobierno que asumirá el 10 de diciembre.

Las caras visibles de ambos bandos son Alfredo De Angeli (Entre Ríos) y Guadalupe Tagliaferri (Capital). El entrerriano suena como posible nuevo presidente del bloque y, por lo tanto, sucesor del misionero Humberto Schiavoni, que concluye su mandato y volvería a la actividad partidaria. Ambos responden a Macri. La senadora porteña, que está alineada con Horacio Rodríguez Larreta, no tiene aspiraciones de conducción de la bancada, pero no quiere saber nada con la idea de un cogobierno con Milei.

En el radicalismo, en tanto, la disputa sería de matices en cuanto a la intensidad del rol opositor que asumirá el centenario partido.

El sector mayoritario es el referenciado en gobernadores como Gustavo Valdés (Corrientes) y Cornejo (Mendoza), actual senador pero próximo a asumir el mando en su provincia, que fueron los que motorizaron el último miércoles el pronunciamiento de los 10 mandatarios que tendrá la coalición a partir de diciembre.

En esa toma de postura dejaron en claro que apoyarán la gobernabilidad aunque no se pasarán con armas y banderas a las filas libertarias, al destacar que van “a controlar la futura gestión de gobierno”. En este último rol imaginan a los bloques legislativos que conformaron la coalición. Este grupo reuniría a 9 de los 13 senadores radicales y podría llevar a la presidencia de la bancada a la mendocina Mariana Juri, aunque también suenan para ese sitial otros nombres, como el de Eduardo “Peteco” Vischi (Corrientes).

El remanente de cuatro senadores son los que responderían a Gerardo Morales y al senador Martín Lousteau (Capital), quienes se negarían a colaborar en lo más mínimo con el futuro gobierno. Sin embargo, el año electoral fue impiadoso para ambos dirigentes, perdieron la interna presidencial con los halcones de la UCR y Pro y en la elección nacional cedieron bancas en la Cámara alta, por lo que su predicamento interno, al menos en el Senado, ha caído en picada.

Esto no quita que este grupo pretenda mantener su postura aún en contra de la opinión de la mayoría de sus correligionarios. Además del riesgo de ruptura interna que podría implicar este posicionamiento, la postura anti Milei de Lousteau y compañía podría terminar siendo funcional al kirchnerismo que siempre dijeron combatir. Una primera prueba en este sentido será la elección de las autoridades del Senado. ¿Qué va a hacer Lousteau con la presidencia provisional? ¿Va a dejar que el kirchnerismo se quede con ese cargo, que está en la línea sucesoria presidencial y le corresponde elegirlo al Gobierno?, se preguntaba ante LA NACION un radical que no tiene mucho aprecio por su par porteño.

Fuente: La Nación - Gustavo Ybarra
 
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