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La infernal máquina de producir pobres

La pobreza viene creciendo en la Argentina desde hace 47 años, fruto de las políticas sociales erráticas y del deterioro social que causa el abandono del productivismo.
Viernes, 14 de abril de 2023 01:42

Algunos sectores de nuestra economía empezaron a crecer; no deja de ser una buena noticia, pero pese al crecimiento de la economía y el empleo llámese estatal y mono - tributista, la mala noticia es que paralelamente al crecimiento o reactivación económica la pobreza también aumentó y seguirá creciendo cuando tendría que ser al revés.

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Algunos sectores de nuestra economía empezaron a crecer; no deja de ser una buena noticia, pero pese al crecimiento de la economía y el empleo llámese estatal y mono - tributista, la mala noticia es que paralelamente al crecimiento o reactivación económica la pobreza también aumentó y seguirá creciendo cuando tendría que ser al revés.

Esta realidad forma parte de un modelo económico de salarios bajos agravados con la aceleración de la inflación que busca comprimirlos aún más, el Estado necesita financiamiento y obtiene los recursos vía impuesto inflacionario.

Con un 100% de inflación es muy difícil combatir la pobreza razón más que válida para que desde el oficialismo como la oposición busquen reducirla, pero los tiempos para unos y otros son distintos.

El oficialismo busca con medidas de corto plazo llegar a las elecciones sin tener que devaluar bruscamente nuestra moneda; en cambio, desde la oposición ya están previendo implementar normas para bajar la inflación y reactivar la economía con distintos criterios para realizarlo en forma gradual o aplicando una política de shock.

Lo concreto es que, a pesar de que la economía y el empleo (precario) crecieron, la pobreza aumentó, fenómeno que podemos observar en estos últimos 20 años.

El Indec cada seis meses realiza este relevamiento e informó que al 31 de diciembre del año pasado el 39,2% de nuestra población era pobre, 54% de los niños la padece y el 45% en el conurbano bonaerense y, además, que hay 2,3 millones de nuevos pobres desde el 2019.

El costo del dispendio

A pesar de estos datos que nos preocupan el Gobierno sigue tomando medidas que generan mayor pobreza como la emisión monetaria para financiar el gasto que se financia con inflación.

Con una proyección de inflación que tiene de piso un 6% mensual podríamos pronosticar que a fines de junio de este año la pobreza llegaría cómoda al 42% con un nivel de actividad económica en caída y en aumento la canasta básica de alimentos.

Es hora de que los gobiernos entiendan que tanto la política económica y la social van de la mano; el crecimiento de la economía con desarrollo necesita estabilidad, seguridad jurídica, reglas de juego claras con reformas amigables tanto laborales como impositivas, condiciones esenciales para que seamos un país normal; de nada vale que hablemos de crecimiento de la economía si no hay disminución de la pobreza y de la desocupación.

Hay algo que no funciona en las gestiones de los gobiernos.

Para enderezar el rumbo tanto económico como social, como primera medida se deberá terminar con los privilegios y diseñar políticas en conjunto que sean más simples y generen oportunidades productivas especialmente en sectores marginales para iniciar emprendimientos favoreciendo a las pymes, tentar a los inversores y a los argentinos que tienen sus ahorros en dólares fuera del país para que los traigan con objetivos claros para generar empleos genuinos y divisas necesarias para mejorar la sustentabilidad social y la macroeconomía.

Ya está comprobado que con la cantidad desbordante de políticas sociales y de subsidios especialmente a la energía y transporte financiadas con emisión monetaria (inflación) no pudieron terminar con la pobreza y el desempleo; por lo contrario, ante la exacerbada carencia de incentivos a la producción será necesario asignar las ayudas del Gobierno tanto nacional, provincial y municipal a quienes realmente lo necesiten y no utilizar los recursos del Estado para practicar un clientelismo que lucra con la necesidad; esa es la razón porque con el p.pulismo se multiplican los pobres.

Para dar un golpe de timón será necesario un fuerte liderazgo político.

Se ha cambiado de un modelo productivista a un modelo sustentado en los subsidios que, como no podía ser de otra manera ha fracasado, lleva a la sociedad a un pantano.

Cada vez más pobreza

Desde la recuperación de la democracia (hace 40 años) se observa una escala ascendente de la pobreza, que luego de la hiperinflación aceleró su crecimiento. A partir de 2001, el fenómeno se estructuralizó y allí comenzaron a hacerse fuertes las organizaciones de desocupados, que desplazaron de sus roles a la CGT y a los partidos políticos. Desde entonces, la pobreza oscila en un promedio del 36% de la población. Basta recordar que, a partir de 2006, la intervención del Indec y el ocultamiento de la inflación tendían a "invisibilizar la pobreza", como explicaba el entonces ministro y ahora gobernador bonaerense, Axel Kicillof.

Y este no es un problema regional ni de origen externo. Según datos del Banco Mundial durante los años 2011 a 2021, Brasil redujo la pobreza en 9 puntos promedio (p.p.), Bolivia en 6, Paraguay en 5, Uruguay en 1, y en Argentina aumentó 7 p.p.. Nos preguntamos ¿qué nos pasó, país?

Las cifras de la pobreza que dio el Indec indican que en nuestro país hay 18.800.000 personas pobres, cifra que incluye a 3.800.000 indigentes. Y todo indica que la situación se agravará más cuando se conozcan las cifras de la inflación del primer semestre de este año, que seguramente superará el récord de pobreza de Alberto Fernández que llegó al 42,2% durante los meses de aislamiento por la pandemia.

Y aquí vale recordar la extinción de la "mesa del hambre", organizada en 2020 y compuesta por figuras famosas con nula experiencia en políticas sociales.

Hubo dos momentos pico en el crecimiento de la pobreza: en 1990 con dos años de hiperinflación (que en 1989 llegó al 5.000%) la pobreza alcanzó el 47,5% y en el 2002 después de la crisis de diciembre del 2001, con el colapso económico conocido como "la crisis del corralito", la pobreza tocó el 57,5%, ya que el país venía con una prolongada recesión y un desempleo récord.

Cómo se la mide

Existen dos formas para medir la pobreza, la primera consiste en establecer un piso de ingresos mínimos y de acuerdo a ello estiman qué porcentaje de la población lo supera; por ejemplo, en los Estados Unidos, el 12% de la población es pobre porque viven en hogares que no superan mensualmente un ingreso de US$ 2.200 o US$ 26.400 anuales.

La segunda forma para medir la pobreza es utilizar el costo de la canasta básica de bienes y servicios, nuestro país y en el resto de Latinoamérica adoptaron esta forma y según sea el país está entre 600 a 200 dólares mensuales de ingresos de una familia tipo por mes.

En Chile y Uruguay la canasta de bienes y servicios está cerca de los US$ 600, en Bolivia y Perú, más cerca de los U$S 200; en nuestro país el Indec estima en 482 dólares mensuales que se utiliza para medir la pobreza y de 219 dólares, para medir la indigencia, con datos a febrero de este año para una familia de padre, madre y dos hijos (cuatro integrantes).

Este modelo de incremento estructural de la pobreza utilizado en estos últimos años, a diciembre del año pasado alcanzó al 39,2% de nuestra población, son cifras similares a las observadas en 1989 y 2006 previas a las crisis de híper-inflación que padecimos.

El desafío es crecer incrementando el capital de las empresas, invertir en tecnología, capacitar a nuestra mano de obra y aumentar las inversiones. Podemos haber crecido pero el ingreso por persona no lo hicimos en términos de productividad por persona. Es decir, el crecimiento del ingreso vino acompañado con una pérdida del poder adquisitivo. El panorama es muy sombrío y no admite ambigüedades.

 

 

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