Por Walter Chihan
Dr. Veterinario
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Por Walter Chihan
Dr. Veterinario
Hay muchas especies que se crían en los hogares como mascotas, que en realidad muchas son exóticas. Pero de los más atendidos en las veterinarias son los quelonios o tortugas.
Años atrás era bastante frecuente, en la clínica diaria, atender especies de animales "raras" o poco comunes, como tucanes, papagayos, cotorras importadas y otras aves exóticas, iguanas tropicales, armadillos, loros habladores, osos meleros, reptiles, roedores, incluso especies de monos, muchos de nuestra fauna silvestre, etc. Son animales en serio riesgo de extinción, por la comercialización a la que son sujetas en forma ilegal. Precisamente, por la comercialización que tienen las tortugas en provincias vecinas, que incluso se las vende al costado de rutas y que muchos las compran como un juguete para los niños, sin tener conocimiento que es un ser viviente que necesita atenciones mínimas de cuidado sanitario, habitat y alimentación.
Es por ello que se hizo más frecuente la consulta en las veterinarias, por dudas sobre aspectos a tener en cuenta en el cautiverio, dentro de las cuales los más importantes están referidos a la nutrición adecuada. Tiempo atrás, la falta de información confiable o la poca información que llegaba de otros países, además de la escasa información generada en el medio, hacía que el veterinario clínico no pudiera resolver adecuadamente estos problemas. Hoy, que ya existen veterinarios especialistas en animales exóticos y toda la información que se pueda lograr a través de internet, facilita bastante diagnosticar patologías y asesorar mejor sobre la nutrición correcta. No nos olvidemos que pueden aparecer enfermedades asociadas a la inadecuada nutrición a la que son objeto en su cautiverio forzado. No se confíen mucho de la información que se obtiene del "Dr. Google", mejor que consulten a colegas, más ahora que hay especialistas en el tema.
Las tortugas
En el mundo existen unas 300 especies, agrupadas en 2 subórdenes que se diferencian por la forma de doblar el cuello: los Cliptodiros, que doblan el cuello en "s" en el plano vertical. Mientras que los Pleurodiros lo hacen en el plano horizontal. Las primeras comprenden a las acuáticas y terrestres, las segundas solo a las acuáticas.
En el país existen alrededor de una docena de especies de tortugas, entre acuáticas y terrestres, pero en la clínica diaria son dos las que se llevan a la consulta: una de ellas es la llamada tortuga terrestre, tortuga chaqueña que es la Chelonoidis chilensis chilensis y la otra es la Chelonoidis chilensis donosobarrosii, que es el quelonio más frecuentemente encontrado en los hogares como mascota. La otra que se puede atender es la llamada tortuga pintada, tortuga brasileña o tortuga de colores (Trachemys scripta d´orbygni). Es de hábitos acuáticos y es vendida como animal importado.
Requerimientos alimenticios
Contrariamente a lo que piensa la mayoría de las personas, la tortuga no es estrictamente herbívora, si bien al principio lo es, su espectro alimentario es amplio. La tortuga terrestre común es primariamente herbívora, pero puede consumir determinados tipos de alimentos, por ejemplo carne cruda vacuna y de otros animales, caracoles, insectos, etc., los cuales aumentan su espectro alimentario, convirtiéndola prácticamente en un animal omnívoro.
Las especies acuáticas son carnívoras, consumen carne de distintos tipos de animales, insectos acuáticos, etc. También pueden llegar a consumir plantas acuáticas, pero son carnívoras por excelencia.
El problema de la mala alimentación en cautiverio ocurre generalmente por ignorancia del dueño, mal asesoramiento veterinario y la mala información que le brinda el comerciante que le vende el animal.
Se piensa que una tortuga terrestre puede sobrevivir consumiendo en su vida solamente lechuga verde, a veces pepino o alguna fruta. Esto no es así, los requerimientos del animal son muy altos y solo con vegetales lleva al animal a desarrollar patologías, algunas graves.
La adecuada nutrición debe incluir una base de alimentación herbívora, por ejemplo, lechuga, con el agregado de frutas cortadas, como tomate, banana, manzana, pepino. La fuente de proteínas puede ser provista por brotes de alfalfa o de soja, carne cruda picada y se puede adicionar a la dieta sales de calcio en polvo o espolvorearlas como sal. También puede suplementarse con polvos vitamínicos-minerales de uso común en caninos y felinos. Actualmente, hay empresas que fabrican alimentos balanceados para tortugas, que se los puede conseguir en veterinarias o casas especializadas.
Las tortugas acuáticas son carnívoras y su alimentación se encara en base a carne de diversas especies, ofrecida cruda en el agua de la pecera. También se puede balancear con el agregado de sales de calcio, vitamínicos y minerales. También existen balanceados, bien formulados, exclusivo para ellas.
La mala alimentación puede desencadenar enfermedades como:
- Déficit de vitamina A, que se manifiesta más en las especies acuáticas, produciendo lesiones dérmicas, generalmente alrededor de los ojos y si avanza la patología puede afectar el resto de la parte dérmica.
- Desórdenes del metabolismo de calcio y fósforo, que fue muy estudiado en los animales superiores. En los reptiles se agrupan todas estas alteraciones con el nombre de MBD o enfermedad metabólica de los huesos. Las tortugas terrestres son las más expuestas a esta patología, ya que por desconocimiento de los propietarios no reciben una adecuada dieta balanceada en estos minerales. Entonces el animal sobrevive movilizando sus reservas de calcio de huesos y caparazón, para mantener la relación Ca:P, en sus valores normales. Comienzan a aparecer signos de debilidad en el caparazón, con zonas muy blandas al tacto, retención de huevos, retención de materia fecal, fracturas espontáneas, etc.
- Hipoproteinemia, es por la falta del adecuado aporte de proteínas de origen animal o vegetal. Suele ocurrir un cuadro clínico caracterizado por la aparición de nuevas placas córneas que se agregan encima de las placas existentes, son en forma de pirámides truncas o sea son más altas de las habituales. Y aunque se corrija el aporte de proteínas, el defecto persistirá de por vida.