¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

14°
8 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Devaluación, inflación y un recetario viejo

Jueves, 31 de agosto de 2023 02:33

Cuando el gobierno mezcla la política partidista y la economía para lograr más votos, el resultado está garantizado: todo va a salir peor. Es la Ley de Murphy. (No, por cierto, la de López Murphy).

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Cuando el gobierno mezcla la política partidista y la economía para lograr más votos, el resultado está garantizado: todo va a salir peor. Es la Ley de Murphy. (No, por cierto, la de López Murphy).

Esta campaña se complicó más aún luego de la derrota oficialista del 13 de agosto, la devaluación del 22.5% dispuesta al día siguiente y, por supuesto, la esperable disparada del dólar en todas sus variantes y de los precios en general. El pico inflacionario, en muchos casos, trepó por encima de los porcentajes devaluados. Es decir, lo que se hizo no sirvió para nada.

Después de que el ministro de Economía y candidato a presidente Sergio Massa anunciara medidas para paliar los efectos de la devaluación y, además, incentivar las exportaciones del campo, todo permite afirmar que la inflación seguirá subiendo, porque en pocos días los aumentos se trasladarán a los precios. Ninguna de las decisiones apunta a superar la crisis de fondo que explica los avatares de la economía de las últimas décadas y que desde 2019 se precipitaron. Con las mismas recetas que viene aplicando el gobierno no se puede esperar otra cosa más que más de lo mismo. De lo mismo que nos ha llevado al fracaso de estos últimos años.

La foto de nuestra economía es muy contundente: desocupación, pobreza, economía informal, presión tributaria, recesión, inflación y le agregaremos un condimento poco feliz que son los conflictos sociales que ya estamos viendo en varios distritos. La película, en cambio, es un prolongado drama sin perspectivas de futuro.

No fue sorpresa

La devaluación pos-PASO fue un compromiso y un boomerang. De hecho, el martes 29, el dólar blue cerró a $750, contra el oficial de $365,50, el contado con liqui a $802,35 y el dólar tarjeta a $639,63.

La brecha entre la cotización Banco Nación y la gama de valores más realistas llega casi al 100%.

Muchos analistas observan que la devaluación del peso no sorprendió a nadie; lo que realmente sorprendió fue el porcentaje. La Ciencia de la Economía enseña que tendría que haber sido de por lo menos del 50% nominal para que, después de un incremento inflacionario por esta medida, la mejora real del tipo de cambio quedara en un 25% que se haría en forma instantánea como se hizo, y el 25% restante se trasladaría en un año.

Y si lo vemos en tiempos políticos, y faltando dos meses para las elecciones, el mayor perjudicado por esto (además del ciudadano de a pie) es la gestión de Alberto Fernández, y todo esto se prolongará durante el tiempo que se extienda la campaña de Massa. Sin devaluación no había desembolsos para pagar los vencimientos de la deuda.

Como decíamos, no se puede curar una enfermedad sin un buen diagnóstico y sin cambiar los recetarios que fracasaron.

El "plan platita"

Las medidas populistas que ensaya el ministro contienen el "plan platita", con el propósito de fortalecer la candidatura del ministro y generan inflación, que la pagaremos todos los argentinos.

La Cámara de la Mediana y Pequeña Empresa (CAME), la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), la Unión Industrial Argentina y un grupo importante de entidades empresarias se manifestaron su rechazo contra el bono de $60.000 para trabajadores privados y opinaron que los aumentos se deben determinar por convenciones colectivas y no por decretos que a la larga generan más inflación. Varios sindicatos también están en contra porque se les disminuye la capacidad de negociación en paritarias y el gobierno no tiene por qué interferir.

Hasta el martes por la noche, una docena de provincias anunciaron que no pagarán a su personal el bono que les exige Massa. El argumento fue, por una parte, que la idea del ministro de que utilicen los plazos fijos de que disponen para sumarse a su plan es inadmisible en sí misma. Esto irritó a los gobernadores, ya que supone una intromisión en las cuentas y en la administración del presupuesto que es atribución exclusiva de los estados provinciales. Además, muchos señalaron que una administración ordenada acuerda las remuneraciones con su personal en paritarias.

Los intendentes de Buenos Aires negociaban con el gobernador Kicillof la asistencia financiera para ese aumento, a lo que el gobernador se resistía.

La devaluación improvisada y sin plan no puede funcionar. Tanto esa medida como el aumento de la tasa de interés para que la gran cantidad de pesos no vayan a comprar dólares ya fracasó. Miguel Pesce, titular del Banco Central de la República Argentina, se enteró esa misma mañana y por teléfono sobre las medidas que había que implementar y algunos directores de bancos privados lo supieron recién cuando vieron en las pantallas que el dólar comercial lo habían llevado a $350.

Incertidumbre

Existe mucha incertidumbre en estas semanas primero porque no sabemos quién será el próximo presidente y después de estas disposiciones económicas inconsultas, dudamos que lleguemos con una cierta estabilidad a octubre.

La situación es muy delicada ya que son muchos los temas económicos que aún faltan resolver en el corto plazo para lograr la tan ansiada estabilidad momentánea.

Observamos que el cepo a las importaciones, imprescindibles para disponer de insumos en la industria, el agro y la salud pública, genera, además de cierta desesperación colectiva, una espiral inflacionaria, ya que esos productos se consiguen al precio dólar libre o financiero que en muchos casos está cerca de los $800 y estos costos altos se trasladan a precios.

Sergio Massa en sus últimos anuncios ha mencionado la posibilidad de implementar un dólar soja a $440, esto implica una devaluación adicional del 25, 71% solo para estas exportaciones; nos preguntamos ¿dónde quedó la estabilidad y la igualdad de oportunidades para todos?

Con la brecha cambiaria, es decir la diferencia de cotización del dólar comercial y los financieros en sus distintas variedades por ejemplo contado con liqui, MET, blue, el gobierno quiso achicar los porcentajes que en muchos casos superan el 100 x 100%, pero lamentablemente no pudo; esto no incentiva a los exportadores porque tienen que vender sus productos a un dólar comercial ($350) y en muchos casos con retenciones; en otros, comprar sus insumos al precio de algún tipo de dólar financiero, ¡podremos llegar a octubre sin otra devaluación para que nuestros productos en el exterior sean competitivos?

Cuando se devaluó el 22,5% nuestra moneda, el aumento de los precios no se hizo esperar; se espera que la inflación de agosto y la de septiembre lleguen a los dos dígitos. El mercado cambiario también tendrá que hacer los ajustes ya sea con las minidevaluaciones diarias a las que ya nos tiene acostumbrados, o con otra devaluación mayor durante estos dos meses. Conclusión: el dólar a $350 tendrá que modificarse con respecto a la inflación, y si el Gobierno afirmó que lo mantendrá hasta después de las elecciones, nuevamente nos preguntamos: ¿Será así?

Interrogantes parecidos se hacen los acreedores. Luego del desembolso de los US$ 7.500 millones, el staff del FMI advirtió que la situación económica de Argentina se ha vuelto cada vez más frágil. "La inflación y las presiones externas se han intensificado, con las reservas disminuyendo a niveles peligrosamente bajos" y añadió que "los deslices en la política reflejaron en parte limitaciones políticas y consideraciones electorales". Anticipó que, con este escenario, este año se registrará una caída del PBI del 2,5% y una inflación del 120% interanual. Y, como si dirigiera un mensaje al próximo presidente, el organismo reiteró el pedido de mayor control fiscal, desarme del sistema de cambios múltiples y políticas de mediano plazo para reducir la inflación.

Muchos son los problemas económicos que deberá resolver el ministro de Economía en poco tiempo, ya que prometió no mover el tipo de cambio durante estos dos meses. Hace 13 meses, cuando asumió, proyectó una inflación no mayor al 3% mensual. Todos lo recordamos. Pero, como además de ministro es candidato a presidente, y casi "presidente de hecho", esta ajetreada gestión nos obliga a imaginar cómo resolvería los problemas de fondo que hoy sigue pateando hacia adelante si le tocara gobernar el país.

PUBLICIDAD