El padre Luis Albóniga, quien se desempeñó como administrador diocesano de Mar del Plata, fue trasladado a Jujuy, donde acompañará a monseñor Daniel Fernández.
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El padre Luis Albóniga, quien se desempeñó como administrador diocesano de Mar del Plata, fue trasladado a Jujuy, donde acompañará a monseñor Daniel Fernández.
La noticia fue dada a conocer el fin de semana pasado, luego de algunos cambios que generaron incertidumbre en la Diócesis de Mar del Plata, a partir de la renuncia consecutiva de dos obispos antes de tomar posesión de la Iglesia local. Desde la Diócesis de Jujuy, cuyo Obispado permaneció de receso durante enero, no hubo información oficial sobre las tareas que desempeñará pero trascendió que "viene de descanso por un tiempo".
Un informe de Aciprensa, un servicio de Ewtn Noticias, señaló que el traslado de Albóniga al Norte del país se produce a pocos días de la llegada a la ciudad balnearia de monseñor Ernesto Giobando, obispo jesuita enviado por el Papa Francisco como administrador apostólico.
En la parroquia de la Asunción de la Santísima Virgen, donde Albóniga se desempeñaba como párroco, el encargado de transmitir la novedad de su traslado a los fieles fue el vicario parroquial, padre Lucas Di Leva.
El sacerdote informó que "la Iglesia le ha pedido al padre Luis Albóniga un tiempo fuera de la Diócesis, luego de su tarea como administrador diocesano, y entendiendo que es bueno para él". Y detalló que "lo envían a la Diócesis de Jujuy, con monseñor Daniel Fernández para que lo acompañe".
"Es un tiempo para seguir rezando especialmente por él. No es la mejor noticia que tenemos que dar, pero es lo que nos ha llegado para poder informarle a la comunidad", lamentó el sacerdote, al tiempo que animó a rezar y "seguir trabajando y haciendo el bien", pese al dolor y la dificultad.
"Seguimos rezando por él, yo me quedo, los acompaño, y después en la semana seguramente nos informarán si enviarán a alguien o no, por ahí ya quedo solamente yo, pero sí les pido que como comunidad, como familia, como lo sentimos y como somos, seguir unidos y más fuertes, tenemos que salir de esto todos más fortalecidos", concluyó Di Leva.
Desde septiembre
Cabe recordar que, tras la asunción de Gabriel Mestre como arzobispo de La Plata en septiembre del año pasado, el Colegio de Consultores de la diócesis de Mar del Plata eligió como administrador diocesano a Albóniga, quien había sido vicario general durante el gobierno pastoral del primero.
Como administrador diocesano tuvo los deberes y la potestad del obispo diocesano, según el Derecho Canónico. Que también puntualiza que "en sede vacante nada debe innovarse. El administrador diocesano cesa en su cargo cuando el nuevo obispo diocesano toma posesión de la diócesis", conforme a los cánones 424-430.
Dos renunciantes en tres meses
En noviembre, el Papa Francisco nombró obispo de Mar del Plata a José María Baliña, que hasta entonces se desempeñaba como obispo auxiliar de Buenos Aires. Sin embargo, el 13 de diciembre renunció a al nombramiento por problemas de salud.
En su lugar, el Santo Padre designó a monseñor Gustavo Larrazábal, obispo auxiliar de San Juan de Cuyo, quien también presentó su renuncia tres días antes de su toma de posesión, programada para el 20 de enero.
El alejamiento de Larrazábal se dio en medio de cierta preocupación al haberse tomado conocimiento de denuncias en su contra por los supuestos delitos de acoso y abuso de poder, entre 2007 y 2013.
A raíz de ello, el Papa Francisco nombró entonces a monseñor Ernesto Giobando, también obispo auxiliar de Buenos Aires, como administrador apostólico de Mar del Plata, hasta que se defina al próximo obispo.
Giobando llegó a esa ciudad el viernes 19 de enero. En sus primeros días en funciones mantuvo una reunión con el presbiterio, celebró misa, acompañó a los seminaristas en su convivencia de verano y encabezó la procesión por la Fiesta de San Salvador, según el informe de Aciprensa.