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La salud pública de la provincia en tiempos de la colonia

Una investigación de Fernando Zurueta aborda la problemática sanitaria de aquellos tiempos.

Miércoles, 28 de febrero de 2024 01:00
ACTUAL | INGRESO PRINCIPAL AL HOSPITAL “SAN ROQUE” UBICADO EN EL CASCO HISTÓRICO DE SAN SALVADOR DE JUJUY

En tiempos de la colonia, puntualmente en 1590, las epidemias se expandían como reguero de pólvora y no había cómo tratarlas, ya que los recursos sanitarios eran nulos. En Jujuy no había médicos y la función de atender a los enfermos estaba a cargo de los curanderos.

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En tiempos de la colonia, puntualmente en 1590, las epidemias se expandían como reguero de pólvora y no había cómo tratarlas, ya que los recursos sanitarios eran nulos. En Jujuy no había médicos y la función de atender a los enfermos estaba a cargo de los curanderos.

En una investigación de Fernando Zurueta, se relatan todos los pormenores de la salud pública en nuestra provincia y los antecedentes de la creación del hospital "San Roque". Al concluir menciona que en 1767 llegó el galeno español Tomás Eugenio Eduardo, quien terminó convirtiéndose en el primer médico de Jujuy.

A continuación transcribimos el informe especialmente escrito por Zurueta para nuestro matutino. "A pesar del pedido expreso del emperador Carlos V en que ordenaba 'que en todos los pueblos de españoles e indios, se funden hospitales donde sean curados los pobres enfermos y se ejercite la caridad cristiana', este deseo era de imposible cumplimiento.

Desde que se hizo la conquista de América, la preocupación de las autoridades virreinales fue combatir las enfermedades que tenían los habitantes en estas tierras, agregándose otros males que traían los españoles de manera que, en el norte y especialmente en Jujuy, no fue fácil combatirlas.

El sarampión, las afecciones respiratorias, la fiebre tifoidea, la difteria, la viruela que atacaba a los niños y a los jóvenes, traían serios inconvenientes sin pensar en otro tipo de 'pestes y pestilencias' que diezmaban las poblaciones de aquellos tiempos.

En el año 1590 las epidemias se expandieron y no había forma de revertirlas; los recursos hospitalarios o sanitarios eran nulos.

El reducido grupo de personas que vivía en Jujuy soportaba los problemas de salud como podía. La falta de medios económicos no permitía el crecimiento y sus habitantes en su gran mayoría eran labriegos. Unos pocos vecinos se dedicaban al comercio vendiendo sus productos en la zona. Las casas estaban diseminadas a considerable distancia una de otra.

Tenían huertas a su alrededor; y no existían calles sino senderos, por donde se transitaba lo que, en verano, con la lluvias, se convertía en acequias siendo intransitable el paso. El estancamiento de aguas traía enfermedades y serios inconvenientes en la salud, agravados por la falta de facultativos y medicación.

En esos años, Jujuy no tenía médicos, la función de ayudar a los enfermos la ejercían los curanderos. Sus conocimientos eran muy limitados y al no existir en la época medicación adecuada, la curación se centraba en la elaboración de potajes que en muchos casos no sanaban.

Se hacían preparaciones curativas a base de hierbas medicinales, animales o minerales o la cura mediante palabra, oraciones o rezos invocando a la Pachamama.

Alonso de Tovar, dueño de una de las mercedes otorgada por Argañaraz y Murguía en 1596, en el llamado 'Campo llano', conocido más tarde como la Tablada, fue quien impulsó la creación de lugares de curación dependientes de la Iglesia.

Una de las figuras civiles más nobles de espíritu de aquella época, en el año 1606 ofrecía 'solo cinco indios de su pueblo de Yala, para que se construya el edificio de la Iglesia Matriz' con la ayuda sanitaria necesaria.

Quería Tovar, un español inquieto y trabajador, en su condición de Mayordomo del Hospital nombrado por el Cabildo en el año 1619, aporta dinero para la construcción de la Ermita de San Roque. Según documentos de la época estaría ubicado en la orilla del río Xibi Xibi sobre la actual calle Sarmiento.

Tovar quería fundar un hospital al lado de la ermita, lo que no logró. Con esta idea y como acto de última voluntad, en su testamento, lo obliga a su hijo Alonso que, en el caso de concretarse la construcción del hospital quedará obligado para su servicio un 'negrito que trabajaba bajo sus órdenes en calidad de esclavo llamado Roque'.

En un momento, en el año 1620, los vecinos se convocaron pretendiendo dar solución a los graves problemas sanitarios que enfrentaban a diario, resolviéndose que con sus aportes se construya un hospital.

Se comenzó con dinero y esfuerzo. Muchos trabajaban en el acarreo de materiales y en la construcción pero como lo recaudado no fue suficiente, las obras quedaron paralizadas durante mucho tiempo.

Pasaron veinte años y doña Eufrasia de Fresneda, casada con el mayordomo del hospital, Juan Antonio de Buenrostro, al no tener descendencia dice en su acto de última voluntad: '... gasta agora no emos tenido hijo ninguno' y por esta razón, en su testamento del mes de enero de 1641, deja sus bienes a su esposo con el pedido que se invierta en limosnas a hospitales y obras pías.

Al morir su esposo, el capitán Juan Antonio de Buenrostro dijo en su testamento en octubre de 1651: 'Cumpliendo con la voluntad de mi esposa, se debe construir al lado de la ermita del Señor San Roque casa y aposentos para hacer un hospital', detallando las características de la obra: una sala con una ventana que daba hacia el altar mayor de la capilla de San Roque, y varios cuartos con buenos techos. Entre el mobiliario se detallan dos camas con colchones y almohadas, con dos mantas, cuatro sábanas y además dos catres.

Su voluntad se manifestaba 'conforme a la voluntad de la ya difunta, e gastado mil pesos corrientes en edificar al lado de la ermita del Señor San Roque de esta ciudad casas para hacer un hospital'.

El nombre de hospital del Señor 'San Roque' es, seguramente, por la capilla del mismo nombre que se encontraba a la par. En 1651 los trabajos estaban concluidos.

En el año 1653 la Administración del hospital y de la iglesia la regenteaba el Cabildo.

Y como en otras épocas, muchos pobladores de notable prestigio no estaban de acuerdo que el Cabildo tomara una participación activa y así lo reclamaron los jesuitas que, entendiendo que todo lo referente a salud debía ser manejado como fue hasta entonces, hicieron valer sus derechos argumentando que desde muchos años atrás se encargaron con preocupación y dedicación de todos los problemas que sufrían sus habitantes.

La congregación religiosa formulaba tenaz oposición a esta administración manteniendo la postura y como los inconvenientes referidos a las facultades de una entidad y la otra no se solucionaban, elevaron los antecedentes a la Real Audiencia de la Plata que se pronunció a favor de los jesuitas.

La costumbre en ese entonces es que la mayoría de las personas se resistía a trasladarse al hospital de la ciudad. Era de práctica consultar a los curanderos que las visitaban en su domicilio y por esa razón las escasas camas con que contaba el hospital no eran ocupadas por pacientes, sino que terminaban siendo brindadas gratuitamente a los pobres o a los religiosos que llegaban como misioneros.

En conclusión, el escaso apoyo de la gente, la administración deficiente y los pocos recursos que se le brindaban llevaron a que el hospital no cumpla con el fin anhelado.

Como surge de un documento del año 1767, ordenado por el obispo Abad y Llana, informa que en esa época llega un médico español llamado Tomás Eugenio Eduardo, quien fue convocado para hacerse cargo de la salud por el cura vicario Pedro de Urtubey. Era profesor de medicina en España y fue autorizado para curar libremente convirtiéndose en el primer médico de Jujuy.

Se dice en este documento que no había botica y los medicamentos eran traídos desde Buenos Aires. Sin duda que las épocas eran difíciles pero tal como surge en este estudio los que vivían se preocupaban buscando una mejor salud y atención acorde a ese tiempo".

El autor

El abogado Fernando Zurueta fue rector de la Universidad Nacional de Jujuy y principal impulsor de la creación de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la casa de altos estudios. En la actualidad realiza investigaciones de la historia del Jujuy de antaño y al mismo tiempo dirige el hogar de adultos mayores “San Antonio”.