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Interacción cerebro intestinal y el rol de las emociones

Lunes, 18 de marzo de 2024 01:00

Pasaron muchos años para conocer, estudios mediante, el funcionamiento y valor que tiene el cerebro en la armonía... o no, sobre la totalidad de la naturaleza orgánica; en este caso nos referiremos a lo hasta hace escaso tiempo secreta relación o "interacción" con un órgano sumamente cardinal: el intestino (6 metros el delgado, 1,80 el grueso).

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Pasaron muchos años para conocer, estudios mediante, el funcionamiento y valor que tiene el cerebro en la armonía... o no, sobre la totalidad de la naturaleza orgánica; en este caso nos referiremos a lo hasta hace escaso tiempo secreta relación o "interacción" con un órgano sumamente cardinal: el intestino (6 metros el delgado, 1,80 el grueso).

Empecemos diciendo para mejor entender, que el cerebro posee aproximadamente 85.000.000.000 de neuronas, es decir que por cada neurona que existe en el aparato digestivo (más de 200.000.000), tenemos 850 neuronas en la cabeza. La diferencia es tan evidente como la misma responsabilidad y ocupación que anima al cerebro, o lo que es igual, a su compleja y amplia cobertura funcional. Es el "director de la orquesta".

En tan apasionante misterio, el intestino aparece en escena con una maravillosa contribución y es su papel en la alimentación, absorción y nutrición, siempre obviamente en línea directa con los aportes nutricios de los alimentos y su capacidad de asimilación.

¿Es así de simple?, ¿cómo es el mecanismo? Tanto los adelantos en neurociencias y el reconocimiento de los mensajeros químicos, como las alternativas de la vida misma; sumamente impredecible y agitada (factor no menor), impulsaron a los científicos a investigar sobre el tema hasta lograr aportes extraordinarios de gran repercusión que movilizaron mucho el ambiente médico. Veamos cuan complejo es.

El sistema nervioso se divide en central (cerebro y médula espinal) y periférico (compuesto por todos los nervios que se ramifican desde la médula espinal y se extienden a todas las partes del cuerpo), desde allí nacen (o reciben) respuestas a estímulos sensoriales o sensitivos mediante el nervio vago, que funciona como una autopista entre ambos, y lo hace mediante los denominados mensajeros químicos o neurotransmisores. Estas sustancias generan cambios en el comportamiento de todo el aparato digestivo (no solo de ellos), en las áreas motoras, de secreción y también en el sistema inmunológico, asociadas a patologías muy frecuentes, no indiferentes a la forma de vida. Con la necesaria y apretada síntesis hasta aquí realizada, vamos a intentar ahora entender la "interacción cerebro-intestinal". Comencemos diciendo que todo cuanto ocurre en el entorno (que genere distrés) o en el interior del organismo (disfuncional u orgánica), lo vive el "cerebro" inmediatamente e influye automáticamente en su respuesta, concepto aplicable a los estímulos sobre el "intestino" con repercusiones incluso en la salud mental, y de allí sus exageradas manifestaciones. Ahora viene su complejidad.

Tomemos por caso la consulta más reiterada: el denominado "colon irritable" o SII (Síndrome de intestino irritable); podría ser cualquier otra parte del aparato digestivo. Allí es tan estrecha su relación con el área de las emociones, sentimientos y alimentación que difícilmente exista un ser humano que mínimamente no lo haya experimentado alguna vez fruto de un mal momento, en menor o mayor medida, o indisciplina en las comidas. ¿Qué sucede? El intestino recibe esos mensajes exacerbados del cerebro sobre su función "motora" (también podría ser "secretora") que altera la armonía en el tránsito intestinal provocando diarreas (más en el hombre) y en pocas oportunidades constipación (más en la mujer), con las consiguientes molestias (no gravedad). Esto es solo un ejemplo, pero la gran mayoría de las consultas ingresan atadas a esta patología "funcional", originando un severo inconveniente por ausentismo laboral y natural preocupación personal y familiar.

Pero dijimos que también el estímulo puede nacer en el "intestino" y lo es, como mala alimentación mencionada o las enfermedades divertículares, infecciosas o inflamatorias que disparan en el cerebro preocupaciones descontroladas que en nada ayudan, por la excesiva producción de neurotransmisores desfavorables (citoquinas), cerrando de esta manera el círculo de autolesión. Capítulo aparte para los tumores malignos.

En esta breve reseña obviamente para nada está el tema agotado porque solo pretende ser un mensaje que persigue poner en aviso y evaluar cuanto se pierde cada vez que nos gana la ira o el enojo en el estrés descontrolado. La paz, como el optimismo y buena disposición son pasaportes ideales para una excelente calidad de vida. Obviamente nunca se gana en una discusión, siempre algo del pellejo se pierde. Tal vez por eso recordar lo que aseguraba Platón 2.500 a. C. en la Antigua Atenas sea prudente y conveniente. "La paz del corazón es el paraíso de los hombres". íAbsolutamente!