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"Malvinas y mi regreso a 42 años"

Mensaje de un veterano de guerra de Malvinas que insta a librar la batalla de la tolerancia, solidaridad y valores.

Martes, 02 de abril de 2024 01:02
ORIGINAL | PANEL DE VIDRIO CON IMÁGENES DE VETERANOS DE GUERRA DE MALVINAS

Durante la guerra por la recuperación de las Islas Malvinas, Ernesto Efraín Juárez, era tripulante del buque tanque Punta Médanos. Nacido el 25 de mayo de 1963 en Libertador General San Martín, es profesor de Ciencias Jurídicas y Contables.

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Durante la guerra por la recuperación de las Islas Malvinas, Ernesto Efraín Juárez, era tripulante del buque tanque Punta Médanos. Nacido el 25 de mayo de 1963 en Libertador General San Martín, es profesor de Ciencias Jurídicas y Contables.

En adhesión a esta fecha compartió con nuestro diario un conmovedor relato que transcribimos a continuación.

UNIFORMES DE LAS TRES FUERZAS | QUE INTERVINIERON EN EL CONFLICTO BÉLICO

ERNESTO EFRAÍN JUÁREZ | TRIPULANTE DEL ARA PUNTA MÉDANOS.

"Cada 2 de abril llega a mi mente un nuevo regreso a casa, regreso que tuve la fortuna de recibir gracias a la bendición de nuestro Señor y ponerme de testigo de un hecho que hoy configura un acontecimiento histórico para nuestro país. Peleando y poniendo todo a pesar de nuestra corta edad, con tan solo 18 años, y llegar a madurar casi de inmediato y poder recuperar nuestras Islas Malvinas y dejarlas por siempre y para siempre en nuestra soberanía nacional, a la cual pertenecen a pesar de que estén en manos de usurpadores británicos.

Regreso para llevar la voz de nuestros héroes y homenajearlos siempre por quedar grabados para toda la eternidad en nuestro mar y territorio malvinense, siendo ellos los que enarbolan cada día los colores de nuestra Bandera y vigilan celosamente nuestra posesión permanente por haber ofrendado sus vidas sembrando con su sangre el grito de libertad para siempre de nuestras islas.

Me acuerdo de muchas cosas y las revivo cada día como si fueran ayer, cada momento, cada instante, hasta recuerdo un primero de febrero de 1982, cuando tuve que partir y ver despedirse y despedirme de mi madre por supuesto a la que siempre adoré como mi reina, quien dio todo por nosotros y ofrendó a través de su sufrimiento a dos hijos para cumplir la misión que la patria requería. Nos brindó hasta la última gota de sudor cargados de sacrificio, pero siempre con mucha dignidad y formó en mí y en cada uno de sus hijos el carácter de poder afrontar lo desconocido y lo difícil por venir. Aquella despedida en ese momento en mi pensamiento llevaba que tal vez sería la última vez que nos veríamos, pero por bendición del cielo la pude disfrutar cada día después de mi regreso, cosa que no ocurrió con mis camadas y restos de compañeros que no tuvieron esa suerte.

Me acuerdo en febrero de 1982 el tren que partió de nuestra vieja estación del ferrocarril General Belgrano en San Salvador de Jujuy, con un puñado de vagones con jujeños ya bajo Bandera y con saludos interminables cargados de mucha emoción y tristeza por dejar atrás nuestra tierra y nuestra gente sin saber muchos qué final nos preparaba el destino. Luego se fueron acoplando a la máquina principal del tren más vagones, por ejemplo en Güemes con los camadas salteños y los tucumanos que completaban a los conscriptos del NOA. Los aproximados cuatros días de viaje hasta puerto Belgrano atravesando bellos lugares de nuestra bendita tierra como la pampa húmeda en gran parte de su extensión.

Un viaje a una incorporación del servicio militar que por ese entonces era obligatorio prestar servicios por nuestra patria y por nuestra Bandera. Incorporación que sin imaginarme tendría luego otros desenlaces que cambiarían el curso por lo menos de mi historia y de muchos compañeros. Una incorporación que luego se plasmó en lo que dice nuestro juramento a nuestra Bandera de amarla, respetarla y defenderla hasta perder la vida y es así que muchos de nuestros héroes cumplieron con esa misión.

Este regreso de hoy y cada día en mi pensamiento grafican tantas cosas vividas y compartidas desde las anécdotas con alegrías y momentos de tensiones recibidas que por cierto moldearon nuestro temperamento a través del temor y de la fortaleza por un día más vivido y que en aquellos momentos los instantes se convertían en días, meses y años sin saber cuándo finalizaría todo.

Tengo presente aún las pitadas compartidas de un pucho entre varios porque también escaseaban para nosotros los recursos materiales como escaseaban para todos los afectos familiares que solo guardábamos y cobijábamos celosamente en nuestro pensamiento y corazones.

Regreso cargado de sentimientos y emociones encontradas, porque al mismo tiempo nos atrapaban esas emociones tales como el miedo, el enfado, la tristeza y por qué no buscar esos instantes de pequeña alegría de compartir con compañeros de alguna que otra travesura, apropiándonos de yerba, azúcar y cualquier otro alimento escondido que pudiera servir para saciar nuestros estómagos. Y de pronto no pensar en que algo peor se aproximaría, abrazados permanentemente a los sentimientos de nuestros férreos recuerdos por las familias que estaban allí y nos sostenían, que nos abrazaban a la distancia pensándonos, esperándonos y rezando por el regreso de cada uno con vida y que por nosotros se posaba el paso inexorable de un tiempo fugaz con el viento que nos obligaba a las remembranzas de recuerdos tatuados a fuego en cada imaginario mental.

Regreso que tienen por verdad un ayer y cada despertar se configura en el hoy de nuestro presente donde cada día, no solo los 2 de abril, llevamos una nueva vida, una vida distinta pero que muchas veces disimulamos para no poner peso a nuestros familiares de ninguna mochila que no les pertenece y poder darle tal vez una vida normal de otra batalla distinta que es la de luchar cada día por nuestro futuro, el futuro de nuestros hijos, nietos y que puedan ver un nuevo amanecer de nuestra patria y en la vida de cada uno de ellos.

En mi regreso también veo cuando en mis 10 años allá por 1973, nos enseñaban en la escuela que las Malvinas son argentinas y en ese pensamiento me veía luchando y defendiendo mi patria, mi Bandera y traerlas para siempre a nuestras islas y cubrirlas para siempre con el manto de nuestra enseña patria.

Me decía por ese entonces que por haber nacido un día patrio iba a contradecir a los que alguna vez comentaban que no hacían el servicio militar los nacidos un día 25 de mayo, cosa que yo estaba dentro de ese destino y ahora puedo decir que fui y soy testigo de todo lo acontecido varios años después.

Regreso también hoy en mi presente en este 2024, a 42 años de una gesta que sucedió en nuestra Argentina en tiempos contemporáneos, y acudir a cada instancia de malvinizar en primera persona con nuestros relatos el poder narrar, contar y comentar en cada patio o salón de un establecimiento educativo, un barrio una plaza o un acto público donde nos inviten, poder decirles a nuestros niños, adolescentes y población en general que así como nosotros tuvimos que afrontar una batalla y poder decir que las Malvinas son argentinas, el objetivo y la finalidad para todos y cada ustedes es que puedan librar sus propias batallas. Una batalla distinta sin armas, ni muertes, ni tanta violencia y que el denominador común sea la tolerancia y la voluntad de ser solidarios con el prójimo y tratar de ser mejores cada día de nuestras vidas, mejorando nuestro pasado, disfrutar de nuestro presente y proyectarse hacia un futuro lleno de oportunidades a través de la formación de valores y profesiones por medio de la educación, ya que nos dará nuevas oportunidades y sin dudas engrandecerá nuestra maravillosa patria".