En las últimas semanas se registraron fuertes subas y bajas en el mercado de Chicago en la mayoría de los comodities. Esto obedeció a distintos motivos, la proximidad de la cosecha gruesa en Estados Unidos, ciertas restricciones de la demanda China en su importación de soja, un clima muy benigno en el Hemisferio Sur y la salida de importantes volúmenes de dólares por parte de los fondos especulativos.
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En las últimas semanas se registraron fuertes subas y bajas en el mercado de Chicago en la mayoría de los comodities. Esto obedeció a distintos motivos, la proximidad de la cosecha gruesa en Estados Unidos, ciertas restricciones de la demanda China en su importación de soja, un clima muy benigno en el Hemisferio Sur y la salida de importantes volúmenes de dólares por parte de los fondos especulativos.
Sin duda, a pesar de ser reducida la cosecha tanto de maíz como de soja en Norteamérica, la presión que ella ejerce en los mercados llevó a un ajuste en los precios que se venía anunciando. A ello se suma la posibilidad de alcanzar un récord productivo en los países de Mercosur y Bolivia de ambos productos que atenuaran en alguna medida la falla de Estados Unidos.
La retracción de la demanda China a la espera que se masifique la disponibilidad de mercadería también fue fundamental en esa baja, aunque todos los analistas coinciden en que la liquidación de grandes cantidades de contratos en Chicago, por parte de fondos de inversión son los principales responsables de estas bajas.
En el caso de soja de los 650 dólares la tonelada negociados a inicios de septiembre, se llego a niveles por debajo de los 580 dólares la tonelada. Algo similar se dio en el resto del complejo como así en maíz y trigo, aunque en menor medida.
La pregunta es si estas bajas llegaron para quedarse o existe aún la posibilidad de “rebotes” en las cotizaciones. En tal sentido parecería que es más factible nuevos ajustes hacia el alza que a la baja. Ello se puede argumentar particularmente en trigo y en maíz, donde se observan niveles de reservas en el país del norte muy reducidos a lo que se suma un probable ajuste de sus producciones en el próximo informe del USDA de mediados de octubre. Si bien se esperan muy buenas cosechas en Argentina y Brasil, el exceso de oferta no podrá compensarse con las mermas en Estados Unidos por lo cual se prevé una mejora de importancia en estos cultivos, así como en el resto de los granos forrajeros.
En soja la situación es distinta, porque los precios para la salida de la cosecha sudamericana mostraban reducciones de significación. Por lo tanto, observamos una convergencia del mercado de la vieja cosecha hacia la nueva. Estas inferencias se dan en un marco muy optimista de oferta en los principales productores en los principales productores del Hemisferio Sur, aunque todavía es muy prematuro estimar “récord” productivos cuando recién se inicia la siembra de los primeros lotes. Otra de las incógnitas será el nivel final de la demanda.
En síntesis, resta aun un largo tramo hasta la recolección de las cosechas de nuestra región, y es muy factible que los precios de la mayoría de los productos tiendan a acomodarse.