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Boliche Balderrama, canta por la madrugada

Sabado, 31 de marzo de 2012 21:54

“A orillitas del canal, cuando llega la mañana, sale cantando la noche, desde lo de Balderrama”, cuanta verdad reza esta primera estrofa de la aclamada zamba de Manuel Castilla y Gustavo Leguizamón.

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“A orillitas del canal, cuando llega la mañana, sale cantando la noche, desde lo de Balderrama”, cuanta verdad reza esta primera estrofa de la aclamada zamba de Manuel Castilla y Gustavo Leguizamón.

Inspiradas melodías y poesías nacieron entre esas cuatro paredes, enriqueciendo de manera permanente el cancionero popular.

Los hermanos Daría, Celestino y Juan Balderrama comenzaron a tejer esta historia, sin imaginarse jamás que superaría ampliamente las fronteras. Hoy, Juan comanda la empresa, mientras Daría y Celestino lo amparan desde el universo celestial.

El Barba Castilla, el Cuchi Leguizamón, Pajarito Velarde, los hermanos Dávalos, Eduardo Falú, José Ríos, José Juan Botelli, Benjamín Toro, Hugo Ovalle, son algunos de los grandes creadores que frecuentaban la bohemia de San Martín y Esteco.

El 29 de marzo el boliche cumplió 59 años de vida y, como era de esperar, no faltaron los festejos.

Juancito festejó con todos sus amigos y su familia. El juez federal Norberto Oyarbide figuró entre los asistentes destacados, y hasta el gobernador Juan Manuel Urtubey se dio tiempo para levantar una copa y brindar por la cultura salteña.

El mandatario, durante su saludo a los presentes, aseveró que Balderrama es, indirectamente, uno de los responsables de su gobernación en la provincia de Salta. “En algún momento de la vida, las personas queremos cantar, tocar o bailar. En mi caso, no era apto para el arte, por eso decidí encaminarme en la política”, dijo Urtubey con un dejo de humor.

Carlitos Reynoso también participó de la fiesta de Balderrama y recordó sus tiempos de conductor, “Todavía no había escenario cuando yo oficiaba de maestro de ceremonia. Luego de un tiempo compraron un micrófono colgante. Hacía tanto calor adentro del boliche que llevaron un par de ventiladores de pie, pero al funcionar movían el micrófono para uno lado y el otro. Los cantores tenían que tener muy buena cintura”.

Lo cierto es que, la historia de Boliche Balderrama seguirá sumando anécdotas para el canto popular, y como alguna lo sentenciaron Castilla y Leguizamón: “Donde iremos a parar si se apaga Balderrama”.

 

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